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miércoles, noviembre 27, 2024

Dueño de la finca donde está el pozo en que cayó Julen dice que «jamás» pensó que pudiera caber un niño

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David Serrano, el dueño de la finca de Totalán (Málaga) en la que se encuentra el pozo por el que cayó Julen ha asegurado este martes que el día del accidente protegió con dos bloques de hormigón el agujero que hizo el responsable de una empresa especializada y que, según él, había dejado «abierto»; advirtió del peligro de que alguien pudiera meter un pie, pero que «jamás» pensó que un niño pudiera caber por ese agujero.

«Eso yo nunca me lo voy a perdonar, el que no haya visto ese peligro allí», ha asegurado David Serrano en rueda de prensa, al tiempo que ha insistido en que «jamás en mi vida pensé que por ahí cabía un niño». Ha manifestado que desde aquel día «todo me da igual» y ha señalado que «ha sido Julen, pero podría haber sido mi niña chiquita de dos años», que también estaba ese día.

Ha explicado, a través de la lectura de parte de un comunicado, que escuchó «voces aterradoras», se acercó a donde iban los demás y «era lo que había pasado, el niño se había escurrido entre los dos bloques y había desaparecido».

Su equipo jurídico, que lleva el despacho de abogados Lawbird, sostiene que «no es un accidente que se pueda prevenir, no es previsible, es imposible que David lo pudiera predecir», ha dicho el letrado Antonio Flores, por lo que ha puesto en duda que sea un homicidio imprudente, aludiendo a los accidentes domésticos en los que fallecen menores «que sí son previsibles». «Él en ningún momento tuvo percepción de ese peligro real», ha dicho.

Por su parte, el arquitecto Jesús Flores, que asesora al equipo jurídico, ha apuntado que del informe que él ha realizado se extrae que la situación de riesgo «no fue por decisiones» del dueño de la parcela, pero «sí como consecuencia directa de acciones y omisiones del profesional» que perforó el pozo, «sin autorización oficial y ni proyecto y sin que se adoptasen las mínimas medidas de seguridad».

Por eso, aunque los representantes del equipo legal han dicho que «no puede haber una presunción de culpabilidad» y que están contra esa percepción de que «tiene que haber un culpable», han apuntado que «la única responsabilidad penal, si la hubiese, sería de ese profesional» –el pocero–, dejando claro que su cliente no está como investigado en la causa abierta en el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, en la que están personados ya «en calidad de parte interesada».

El dueño de la finca ha indicado que su intención en la parcela era plantar aguacates y mangos, «maldita la hora»; y ha insistido en que para buscar agua contrató al que hizo el agujero, que lo dejó «abierto, tal cual». Días más tarde, pidió a un amigo que retirara la arena sobrante de la prospección, precisando que los materiales que había en la zona eran porque pretendía hacer un muro de contención, «no para una casa».

Serrano ha insistido en que fue él el que el día en el que ocurrió el accidente colocó dos bloques de hormigón. Según el gabinete jurídico los bloques estaban allí cuando cayó el niño, «así lo han declarado todos, la teoría que barajamos es que se escurrió entre ellos».

Sobre la licencia para la prospección, el equipo jurídico ha indicado que su cliente sabía que se requería pero se «encomienda a un profesional» y han precisado que hacían falta documentos «que no fueron entregados» por parte del pocero. «Nuestro cliente siempre concibió que la licencia estaba gestionada por esta persona», ha dicho el letrado, aludiendo al deber de abstención de las empresas, en el sentido de que «si no hay licencia, no hay trabajo».

El arquitecto ha considerado que la persona que realizó el pozo tuvo una «actuación negligente» tanto porque «la ejecución debe ser conforme a ley» como por las medidas de seguridad, ya que la prospección debió ser rellenada del mismo material y con hormigón en los últimos metros, «jamás con una piedra», en referencia a las manifestaciones del pocero de que puso una de 15 kilos, «que nadie ha visto, salvo él».

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