El Museo Carmen Thyssen Málaga recientemente inauguró la exposición “Pintura liberada. Joven figuración española de los 80”. Es una muestra de producción propia del museo, que a través de una treintena de obras de más de veinte artistas, compone un mosaico heterogéneo y vitalista de la pintura figurativa que en los años ochenta se convirtió en símbolo de la modernidad nacida con la transición y la llegada de la democracia.
La gerente del Museo Carmen Thyssen Málaga, Lourdes Moreno, explicó que para los protagonistas de este prolifero episodio del arte contemporáneo español aquélla fue una década de reivindicación de la pintura, de su vigencia como medio para la exploración artística renovadora y de su capacidad para ofrecer propuestas creativas originales que reflejan el tiempo de libertades recién estrenadas. o de auténtico placer de la pintura.
En el recorrido por la sala de exposición se observan obras donde la figuración convivió con una abstracción también renovada frente al informalismo de los cincuentas y los sesenta y se impulsó el arte conceptual.
“Está exposición aborda la preeminencia de un tipo de pintura sin normas, rebelde y provocadora, que hizo bandera de lo lúdico, lo frívolo y del puro placer de pintar y de mirar: un a pintura liberada que artistas, críticos, galerías e instituciones convirtieron en espejo de la liberación colectiva de la España de los ochenta”, explica Moreno.
Un personaje fundamental para el desarrollo de la plástica en los ochenta fue Guillermo Pérez Villalta, el autor de la pintura más singular de todos ellos, significada por una luz matizada, el ritmo sosegado y la importancia de los elementos arquitectónicos, de la narración y de los recursos ópticos. En la muestra de obras se presenta escenas de personajes a la salida de un concierto de rock, 1979. En el que se encuentran personajes que pululaban por aquellos antros y cenáculos. En este cuadro vemos personajes de agrupaciones como Kaka de Luxe, los Zombies y Radio Futura. Los visitantes pueden ir descubriendo cada uno de los retratados en vueltos en unos colores y en formas que roban la mirada.
También se encuentran en el recorrido Eduardo Arroyo y Luis Gordillo, ejemplos de la pintura narrativa de la década anterior que, especialmente en el caso de Gordillo, sirvió de referente y anuncio de la pintura de los ochenta, colorista, onírica y tremendamente subjetiva.
La figuración de los ochenta en gran parte fue también la consecuencia de lo desarrollado en los setenta por los llamados esquizos de Madrid, la radical modernidad -explica Moreno- de unos jóvenes Carlos Alcolea, Chema Cobo, Carlos Franco, Herminio Molero, Guillermo Pérez Villalta o Manolo Quejido, que plantearon cuestiones inusitadas en el ámbito figurativo contemporáneo, como la intelectualización del hecho artístico o la exigencia de una pintura como parte de la alta cultura.
Con esta nueva muestra, se destaca un período de especial fortaleza y empoderamiento de pintura, que sus protagonistas defendieron como símbolo de los nuevos tiempos de la democracia, y que practicaron desde el absoluto placer de pintar con total libertad temática y estética.
La muestra tiene sus antecedentes en los sesenta y, sobre todo, los setenta, con la irrupción de nuevas propuestas figurativas.
Entre los artistas que se encuentran en la exposición están: Alfredo Alcaín, Miquel Barceló, Chema Cobo, Alfonso Fraile, Carlos Franco, Menchu Lamas, Juan Navarro Baldeweg, Juan Ugalde y María Luisa Sanz entre otros.
Para los amantes y descubridores del arte se ha realizado un catálogo que cuenta con textos explicativos de los comisarios, otro más extenso a cargo de Juan Manuel Bonet, uno de los artistas y comisarios más relevantes de aquel periodo. Y fotografías de las obras que se exponen.
Un punto llamativo de la exposición es que entre los coleccionistas se encuentra la obra de Miguel Ángel Campano, Sin título , 1986, un óleo que pertenece al director de cine Pedro Almodóvar. Sin duda un gran referente de la Movida Madrileña.
La exposición permanecerá hasta el 14 de septiembre y se encuentra en la tercera planta del Palacio de Villalón .