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Mariano Cabrero Bárcena ha publicado una actualización hace 5 meses, 2 semanas
Por eso muchos demócratas en los E.E.U.U de América confían en que alguien de un paso al frente y se encuentre un candidato o candidata para derrotar a Trump. En Washington ya corren que vuelan las apuestas para ver ¡quién será el próximo candidato a candidata.
Michelle Obama es una soñadora, y posiblemente futura presidenta de los Estados Unidos de América, en las próximas elecciones de noviembre de 2024. Es difícil volver a una vida normal después de haber pasado por «la Casa Blanca». Por eso muchos demócratas en los E.E.U.U de América confían en que alguien de un paso al frente y se encuentre un candidato o candidata para derrotar a Trump. En Washington ya corren que vuelan las apuestas para ver ¡quién será el próximo candidato a candidata.
Estamos pensando en Michelle Obama, que es un autentico mar de amor Abogada, escritora, primera dama que fue como esposa del primer presidente negro de los Estados Unidos de América, el señor Barack Obama.
Desde hace ya varios meses- en lo mentideros políticos americanos- circula el rumor de que, y en la convención del Partido Demócrata del próximo mes de agosto, Joe Biden hará un gran gesto al anunciar y proponer a Michelle Obama en su lugar.
Posiblemente muchos demócratas opinan que Biden, de 81 años, es demasiado mayor para presentarse a la reelección, y proponen, por esta razón, a Michelle Obama en su lugar. Y es que para muchos americanos -ellos/ellas- que se presente la anteriormente citada, por el partido demócrata, y tratar de derrotar a Donald Trump es posible y conveniente Aunque los Obama han manifestado muchas veces que ellos apoyan a Biden y a su vicepresidenta, Kamala Harris, no obstante, Michelle Obama tuvo que negar recientemente que se planteara entrar en la carrera presidencial
A pesar de los desmentidos en las casas de apuestas de Estados Unidos, se considera, por otra parte, que la esposa Barack Obama, de 60 años de edad, podría ser una de las candidatas más prometedoras de cara a las elecciones
del mes de noviembre de 2024. Al fin y al cabo, los dos tercios de los estadounidenses consideran que Biden es demasiado mayor para dirigir el país más poderoso del mundo, y durante los próximos cuatro años.
Lo que hace creíble este rumor a los ojos de cualquiera es que las probabilidades de victoria de Joe Biden en las próximas presidenciales de noviembre parecen, hoy por hoy, notablemente exiguas. Es difícil a estas alturas pretender que el presidente es otra cosa que un anciano con demencia senil inocultable que balbucea incoherencias y gesticula como un autómata desajustado. Pero a esa impresión, ya de por sí deplorable, hay que sumar condiciones objetivas que han convertido a Joe Biden en el presidente peor valorado desde hace, desde las sospechas cada vez más fundadas de corrupción con potencias extranjeras por medio de su hijo Hunter a la caótica situación de la frontera con México, que está alterando la demografía del país a una velocidad nunca vista.
La posibilidad de un giro así en las próximas elecciones en los Estados Unidos se discute tan seriamente que el Partido Demócrata ha incluido la cuestión pertinente en las encuestas de opinión pública. Las casas de apuestas también siguen considerando a Michelle Obama como una de las candidatas potenciales más prometedoras para las elecciones presidenciales de noviembre.
Mientras tanto, Michelle Obama ha declarado que considera la política como «un negocio sucio» con el que no le gustaría verse asociada. Der Spiegel vincula en parte su duradera popularidad con este sentimiento.
El creciente interés en Obama también se explica por el hecho de que «nunca antes en la historia de Estados Unidos dos candidatos habían sido tan impopulares». Según una encuesta reciente de CNN, el 49% de los votantes registrados apoyan al candidato presidencial republicano Donald Trump. Esta cifra se ha mantenido sin cambios desde la encuesta de enero. El apoyo a Joe Biden ha disminuido del 45% al 43%.
Frente a Biden, Donald Trump, de 77 años de edad, es visto por muchos como una gran amenaza para la democracia, al margen de su larga lista de causas pendientes ante la Magistratura americana.
Pensando con cierta parcialidad, Michelle parece el modelo opuesto a ambos candidatos: una mujer que no se dejó envenenar por el cinismo del mundo político y que, a pesar de sus ocho años en la «Casa Blanca», mantiene su popularidad bastante intacta. Ella defendió causas como la educación, la alimentación saludable, el deporte, la igualdad entre hombres y mujeres o los derechos de las minorías mientras figuraba de forma repetida entre las mujeres más elegantes de su país y ocupaba revistas del mundo entero.
Todos los americanos saben lo que tuvo que padecer, Michell Obama, para quedarse embarazada de Malia y Sasha, gestadas por inseminación artificial. Ver a las mujeres felices por la calle con sus hijos me producía un fuerte deseo, seguido de una palpitante sensación de imperfección, dejó escrito la esposa de Barack Obama.
En el centro de la Convención de San Luis, el 80 por ciento de las personas que escuchan a nuestra dama en cuestión son mujeres. Al hablar con ellas, surge una y otra vez una frase: «Es muy accesible». No obstante, la «Historia de los pueblos» la representan el hombre y la mujer, con sus luces y sus sombras, con sus sombras y sus luces. Son palabras de Michelle:
«LA POLÍTICA ES UN NEGOCIO SUCIO DEL CUAL ES MEJOR MANTENERSE ALEJADO».
Posiblemente, una vez que se entre en la «Casa Blanca» nunca se encuentra la salida. Lo que quiere decir que, Michelle Obama, como primera dama que fue, nunca podría moverme en público con tranquilidad. Siempre vigilada y rodeada de guardaespaldas. Ella suena como el único rival capaz de derrotar a Donal Trump
A diferencia de Hillary Clinton, Michelle sabe conectar con la gente porque hace cosas como subir a «Instagram» un video en la que se la ve en un supermercado de Misuri, oculta bajo una capucha y gafas de sol; comprueba uno que se mueve completamente encantada sin que nadie la reconozca. Es una autentica mujer de los pies a la cabeza.
La Coruña, 20 de junio de 2024
© Mariano Cabrero Bárcena