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sábado, noviembre 23, 2024

UN CONSEJO POR FAVOR

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Consejos todo el mundo tiene para cualquier ocasión, pero sabemos que no se trata de eso. En cada persona hay unas marcas singulares, una constitución singular, un salto, una diferencia entre el yo y el ideal, también decepciones, que relanzan el deseo. Lo que sirve para una pesona, para otra no, o en la misma, en diferentes momentos o épocas. Para cada uno/a es diferente.

Dar consejo sin que lo pidan puede poner de manifiesto la desconfianza en la capacidad de la otra persona para resolver sus propios problemas, querer dirigirle la vida, imponer ¿Tal vez es una manera de ejercer un poder sobre el el otro? ¿Una forma de ocultar las propias dificultades, proyectando, o haciendo de ejemplo su vida? Un poco narcisista sí que es esa posición. Decirle al otro lo que tiene que hacer, puede llevar a enfadar, es necesaria la interdependencia, ser dependientes entre entre otros, no dependiente de un otro exclusivo. Con esa ficticia fortaleza se trata de ocultar sus propias dificultades. A veces la persona que aconseja puede identificarse inconscientemente con la persona que está necesitada de ayuda. Desarrollarse, crecer, implica tomar decisiones propias, también equivocarse. Cuando se dan consejos, a veces de una forma muy rápida, sin escuchar, implica tapar la boca a quien necesita que le escuchen. Escuchar y no decirle cualquier cosa, sino promover a un pensamiento para poder cambiar en algo.

¿Y quien pide un consejo? Están los maestros, los sabios, que, por su saber, su experiencia, te apuntalan en algo que te hace abrir otro sentido. Buscar un consejo puede ser para ver más claro, para continuar o también para escabullir la responsabilidad en las decisiones y tener a alguien a quien culpar.

Pero sabemos que por muchos consejos salvadores que creamos que hay, en realidad hay algo que impide seguir ese camino que otros ven, lo que es conveniente, hay tendencias que empujan como un imán, y que el sujeto no sabe, o sabe pero no tiene otra manera de calmar su angustia, de responder, de repetir o simplemente manifestar en el síntoma algo que desconoce y que tiene que ver con su subjetividad, su historia de deseos, sobre quién es y cómo se posiciona frente a los significantes de su vida, a las incertidumbres vitales. No es que esa persona sea tonta, o no razone, o torpe. No es cuestión de que comprender, ni de juzgar, el psicoanálisis nos abre una nueva dimensión en la subjetividad humana. No es algo intelectualoide de conocerse a si mismo o repetirse frases como un loro positivas. El psicoanalista va a escuchar en el paciente otra cosa diferente de lo que uno cree que dice, en sus interpretaciones le va a sacar de ese lugar de paralización, o de confort, para que tome las riendas de su vida. A saber qué frases o posiciones le hacen repetir una y otra vez  esa forma de «solución», o de respuesta inadaptada, o le hacen moverse sobre los mismos pasos, de manera automática, sin conocerlo, aprovechando un resquicio de la realidad para volver a caer en su propia zanja. Andamos perdidos, sin orientación con respecto a nuestros padecimientos. La mente no la podemos reducir a neurotransmisores, hormonas, partes de nuestro cerebro…volvemos a estar a oscuras, dando palos de ciego. La psique está habitada en el lenguaje, aunque el cerebro sea un soporte biológico, abramos sendas y sentidos, el pensamiento inconsciente dirige nuestra vida y las palabras son ave de expresión, que el psicoanálisis, en su maestría del saber escuchar nuestros procesos inconscientes, aquello que decimos y expresamos sin saber, separarnos de aquello en lo que estamos atrapados sin saberlo, a través de la relación terapeútica, en ese trabajo conjunto,  hará que disfrutemos de la vida y despleguemos todo nuestro potencial. El psicoanálisis cada vez está más vivo y más demandado.

Sabemos que no sirve repetirnos frases positivas como loros, hay una subjetividad, una historia en la persona, posiciones frente al deseo y su vida, a lo edípico familiar, estructuras psíquicas que por muchos consejos que te den no se transforman. Es necesario un trabajo psicoanalítico para dar un viraje, transformar ciertos procesos inconscientes en uno que se padecen.

Es una alegría poder contar con la verdadera ciencia de lo psíquico.

¿Hablamos?

 

Laura López

Psicóloga-Psicoanalista

en formación continua con Grupo Cero

www.lauralopezgarcia.com

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