El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pidió este miércoles al Partido Popular que “rompa su idilio con la ultraderecha”, tras advertir que la “verdadera amenaza” en España y Europa es el avance de estos movimientos y del “tándem reaccionario” que conforma con fuerzas conservadoras.
Así lo dijo Sánchez en su turno de cierre del debate ante el Parlamento Europeo, en la sede de Estrasburgo, donde compareció para dar cuenta de la “exitosa” Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, en un debate que estuvo marcado por la ley de la amnistía ante las acusaciones, principalmente, de la bancada popular y de fuerzas de ultraderecha.
“El riesgo para la democracia no deriva de la existencia de un gobierno de coalición progresista en España perfectamente alineado con los valores y con los principios europeos y legítimamente elegido por el pueblo español, tampoco deriva de la política de negociación y de normalización que estamos desplegando desde el año 2018 en Cataluña”, expuso Sánchez. Una política, dijo, que “para tratar de resolver un problema que heredamos del fracaso absoluto de la anterior administración del Partido Popular”.
Agregó que “la verdadera amenaza en España y en Europa es el avance de la ultraderecha y también la irresponsabilidad de las derechas tradicionales que le están abriendo las puertas a los gobiernos de coalición y están haciendo suyas muchas de las ideas ultras. Esa es la amenaza que se cierne sobre el proyecto europeo” porque “ese tándem reaccionario debilita el proyecto europeo” porque “es el que está erosionando las democracias”, subrayó.
De hecho, Sánchez aseguró que se habían vertido en el debate “afirmaciones erróneas y maliciosas sobre la calidad democrática y el estado de derecho” de España, cuando ensalzó, el país tiene “un Estado de Derecho robusto, un gobierno absolutamente legítimo y capaz”.
Defendió que “España es una de las democracias más plenas del mundo” y que si no ocupa “una posición mejor es porque hay un caso claro de ‘lawfare’ del PP que está secuestrando, durante 5 años consecutivos, la renovación del Consejo General del Poder Judicial”. “Debemos acabar con este atropello para la justicia que debilita evidentemente nuestra democracia”, afirmó Sánchez y aprovechó para lanzar nuevamente a los populares esa idea y la de “disposición a llegar a acuerdos de Estado” tanto para el CGPJ como para reformar el artículo 49 de nuestra Constitución y elaborar con un nuevo modelo de financiación autonómica.
Estas palabras venían a responder a los ataques, esencialmente, por la ley de amnistía y los pactos con las formaciones independentistas, principalmente con Junts cuyo líder, el expresidente catalán fugado de la Justicia, Carles Puigdemont, participó en el debate.
En este sentido, Sánchez se mostró “convencido” de que la ley de amnistía -palabra que empleó en varios momentos- “apuntalará” la mejora de la convivencia y la “normalización” política en Cataluña que, a su juicio, ya asentaron medidas como los indultos.
Para el también líder del PSOE, la ley de amnistía “es un paso importante en la buena dirección” porque es una ley que respalda una amplia mayoría del Parlamento español, 178 escaños que representan 12 millones de personas, que además es “constitucional y que sólo persigue un fin y es superar un conflicto y ayudar a sembrarla concordia entre nuestros compatriotas”.
Por otra parte, el presidente también garantizó que van a “continuar promoviendo el uso de lenguas cooficiales” en las institucionales, hecho que le reprochó Puigdemont por tener que hablar todavía en castellano desde la tribuna parlamentaria. Sánchez le recordó que “está en nuestras manos” lograr la mejora en Cataluña y que “debemos hacerlo por las vías de la política de la negociación y de la Constitución.”.
Si bien, el presidente dedicó buena parte de su intervención a recriminar al portavoz del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, al que pidió que ahora que ha “empezado a interesarse por lo que pasa en España” “conozca antes nuestro país y no se limite a repetir las proclamas infundadas que les pasan los colegas del Partido Popular Español”
Así las cosas, recordó declaraciones de Vox, los “aliados” del PP en España, como las de Abascal afirmando que “España, es un país encadenado por el cuello por la maquinaria despótica de Bruselas y roída por los pies por las autonomías”.
Además de “declaraciones antieuropeístas”, Sánchez expuso una retahíla de consecuencias de los gobiernos de PP y Vox como “que están eliminando las políticas y recortando los fondos públicos destinados a combatir la violencia de género”; “frenando el despliegue de las energías renovables”; o “censurando conciertos, películas y obras de teatro a la vez que están recuperando los nombres en las calles de nuestras ciudades de insignes personas vinculadas con la dictadura franquista”.
“Esa sería también su plan para Alemania señor Weber, poner calles con el nombre de los líderes del Tercer Reich”, espetó Sánchez a Weber después de que este ensalzara el proyecto del popular Alberto Núñez Feijóo.
Para cerrar su intervención, que discurrió con un murmullo de fondo de los parlamentarios especialmente cada vez que mencionaba acciones de la ultraderecha, Sánchez sentenció que España es “una democracia plena” y “un país europeísta, como es su gobierno”.
“España tiene un Estado de derecho robusto, un Gobierno absolutamente legítimo y capaz, y les invito a no confundirse de adversarios, ese error ya lo cometió la derecha europea en el pasado y Europa lo pagó muy caro”, advirtió el jefe del Ejecutivo español antes de abandonar la sala entre aplausos de los socialdemócratas y algunos silbidos y ruido del sector conservador.
(SERVIMEDIA)