El 14 de diciembre de 1990, la Asamblea General de la ONU designó el 1 de octubre como Día Internacional de las Personas de Edad. En este año 2023, se pone el acento a nivel global en la necesidad de hacer cumplir las promesas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para las personas mayores y de hacerlo entre todos y todas, entre todas las generaciones. combatiendo la desigualdad en el acceso a derechos y recursos, reivindicando el protagonismo social de los mayores y fomentando las relaciones intergeneracionales como herramienta al servicio de la participación, la inclusión y la lucha contra la soledad no deseada. hay que exigir que hay que mejorar combatiendo la desigualdad en el acceso a derechos y recursos, reivindicando el protagonismo social de los mayores y fomentando las relaciones intergeneracionales como herramienta al servicio de la participación, la inclusión y la lucha contra la soledad no deseada.
Las personas mayores son un agente clave de nuestra sociedad. Su experiencia, sus conocimientos, su resiliencia y su función de apoyo en el motor familiar suponen un valor inconmensurable en unos tiempos en los que la individualidad, la prisa y la excesiva digitalización amenazan a las relaciones humanas y a la solidaridad intergeneracional. Sin embargo, ese papel y ese legado de las personas de edad no siempre se reconoce y nuestras y nuestros mayores se encuentran vulneradas en multitud de escenarios, lo que repercute desfavorablemente en su empoderamiento, participación y calidad de vida, su voz a menudo silenciada y las escasas oportunidades de participación social y política, sitúan al colectivo en una situación que contribuye a incrementar las posibilidades de sufrir una de las mayores pandemias de estos tiempos: la soledad no deseada.
El pasado 10 de septiembre se conmemoraba el Día Internacional de la Prevención del Suicidio. Según los datos proporcionados por la Confederación Salud Mental España para dicho día, a nivel mundial la población de edad avanzada presenta las tasas más altas de suicidio. Según los últimos datos, el suicidio en personas mayores se ha incrementado cerca de un 9% en los últimos 5 años. La ideación y conducta suicida en personas mayores puede estar relacionada con la depresión, uno de los trastornos mentales más comunes en la vejez. El sentimiento de soledad no deseada, agudizado por el impacto que la pandemia ha tenido en la salud mental, el consumo de sustancias, el modelo tradicional de masculinidad, la pérdida de rol y actividad diaria tras la jubilación, el aislamiento social y familiar, la pérdida reciente de seres queridos o padecer una enfermedad crónica dolorosa, parecen estar detrás de los síntomas depresivos en personas mayores. Por eso es tan importante visibilizar esta realidad y actuar ante ella desde la prevención y desde la acción.
Promover un proceso de envejecimiento activo, saludable, participativo, en el que se potencie el aprendizaje durante toda la vida, se fomenten las relaciones humanas y se ponga en valor la aportación activa de la población mayor a nuestra sociedad, contribuirá sin duda a que las mujeres y los hombres de más de 65 años se sientan reconocidos, acompañados y reforzados.