A este respecto, añadió que si las condiciones de observación fuesen las adecuadas podrían llegar a verse 100 estrellas fugaces por hora, pero este es un “valor teórico máximo” que “nunca se da en la práctica. Uno de los factores que lo impide es, por ejemplo, el brillo de la Luna. Esta presencia lumínica hace que el número “real” de perseidas visibles descienda, explicó a Servimedia.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía explicó que las Perseidas nacen en el cometa ‘109P/Swift-Tuttle’. Este completa una órbita alrededor del Sol cada 133 años aproximadamente. El Sol, precisó Madiedo, “lo que hace es recargar” al cometa cada vez que pasa. En el proceso, el Swift-Tuttle se calienta emitiendo chorros de gas y “pequeñas partículas sólidas” que forman la cola del cometa. En este punto, ilustró el investigador, “el cometa deja una estela como la de los aviones”.
Por su parte, el investigador del IAA-CSIC, José Luis Ortiz expuso que cuando los meteoroides se cruzan con nuestro planeta, entran en la atmósfera terrestre a más de 210.000 kilómetros por hora. Entonces, la temperatura de estas partículas aumenta hasta unos cinco mil grados centígrados en una fracción de segundo, al ser “tan brusco el choque”, se desintegran emitiendo un destello de luz que recibe el nombre de ‘meteoro’ o ‘estrella fugaz’.
Sin embargo, las partículas más grandes pueden producir estrellas fugaces mucho más brillantes, que reciben el nombre de bólidos o bolas de fuego, subrayó el instituto.
Todos los años, entre finales de julio y finales de agosto, conforme la Tierra se adentra en la nube de meteoroides que deja el cometa, el número de partículas aumenta, así mismo lo hace la actividad de las perseidas.
Este año, la actividad comenzó durante la segunda mitad del mes de julio, sin embargo, solo se pueden observar entre uno y dos eventos cada hora. Es en la noche del 11 al 12 de agosto cuando la actividad alcanzase su máximo.
El Instituto de Astrofísica recordó que para observar las Perseidas no hace falta telescopio, “basta con observar el cielo” desde algún lugar lo más oscuro posible y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades. Además, indicó que la probabilidad de ver este fenómeno aumenta conforme avanza la noche, preferiblemente, cerca de la hora del amanecer.
Por último, remarcó que estas estrellas fugaces pueden aparecer en cualquier lugar del cielo. Sin embargo, “al prolongar su trayectoria hacia atrás parecerán proceder de un punto situado en la constelación de Perseo, de donde procede su nombre”. Este punto recibe el nombre de ‘radiante’, pues la constelación de Perseo sale sobre el horizonte después de anochecer.