‘ Soplaré y soplaré y la casita derribaré’. Que levante la mano quien no haya escuchado alguna vez el cuento de ‘Los tres cerditos’, donde la ‘casita de ladrillos’ era mucho más resistente que la de madera. ¿Y si la realidad fuera muy diferente a la ficción?
Con motivo de la 5ª edición del Fórum Internacional de Construcción en Madera e inmersos en plena tradición de Semana Santa, elementos que nos rodean en estas fechas, como las estructuras que sirven de apoyo a los costaleros; o el arte de la carpintería de lazos que adornan los techos de algunas de nuestras iglesias más bellas, desmontamos 3 mitos que, tradicionalmente, vienen persiguiendo a la madera. Lo hacemos de la mano de Enrique Nuere, miembro de la Real Academia de Bellas Artes, arquitecto y una de las figuras más destacadas en torno a la restauración de carpintería de lazos. Arrancamos:
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La madera NO es resistente: la parihuela demuestra todo lo contrario en Semana Santa
Pero, ¿qué es la parihuela? Se trata de un elemento oculto a la vista y, por ende, uno de los grandes desconocidos de la Semana Santa, cuya labor, sin embargo, es imprescindible para los costaleros. La parihuela es un bastidor de madera, compuesto de seis patas, o zancos; y una serie de trabajaderas, que son unas varas horizontales donde los costaleros apoyan los hombros. También consta de un canasto o canastillo, por donde salen las cabezas de las personas que lo llevan.
Esta estructura lleva encima la canastilla, a veces de madera tallada, soporta pasos tan emblemáticos como son la Coronación de Espinas, de la Vera Cruz, de 1.075 kilos; La Caída, de Jesús Nazareno de 1.050, o ‘La coronación de espinas’ cuyo peso también supera la tonelada. Además, cabe destacar que, aunque algunas parihuelas están comenzando a sustituirse por otras más ligeras, de aluminio, las parihuelas originales continúan utilizándose en las procesiones actualmente. Demostrando, así, que la resistencia de las mismas a la hora de soportar pesos superiores a una tonelada, sigue vigente.
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La madera NO perdura a lo largo del tiempo: la carpintería de lazo, que data del siglo XII y se conserva a día de hoy, lo desmiente
Puede que mirar al techo no sea lo primero que se te ocurre al entrar en una joya arquitectónica como la iglesia de San Esteban, uno de los edificios eclesiásticos que Fernando III el Santo mandó edificar en la capital andaluza tras conquistarla en 1248. Sin embargo, la Semana Santa es una oportunidad magnífica para reparar en la majestuosidad de la carpintería de lazo que se esconde en las alturas de estas piezas arquitectónicas. Según aclara Enrique Nuere, uno de los mayores expertos de la materia de nuestro país:
‘Erróneamente, a la carpintería de lazo se la conocía como carpintería mudéjar, porque se creía que este arte procedía de los musulmanes, ya que es un arte muy típico de la Alhambra. Sin embargo, la carpintería de lazo, que consiste en la talla de estas complicadas geometrías espectacularmente ejecutadas y milimétricamente diseñadas, proviene de la carpintería cristiana de los visigodos, es decir, su técnica se remonta al siglo IV o V, aproximadamente, bastante antes de la invasión de los musulmanes’- recalca el experto.
Hoy en día, se puede disfrutar del artesonado de iglesias como la de San Esteban, la Madre de Dios, o la iglesia de San Isidoro todas en Sevilla, que datan del siglo XIII al XIV. Este patrimonio de más de 7 siglos de historia, demuestra la durabilidad de la madera para la construcción. Actualmente, se trata de una técnica recuperada por encargo para viviendas de lujo, o incluso, en museos, como la Milarca de San Pedro Garza, en México, de la que Enrique Nuere es uno de los máximos exponentes de nuestro país.
3) Construir con madera NO requiere de la ingeniería o la matemática. El arte de los retablos demuestra lo contrario
‘El cerdito mediano era un poco más decidido que el pequeño, pero tampoco tenía muchas ganas de trabajar. Pensó que una casa de madera sería suficiente ’.
De nuevo, nuestra literatura popular pone en duda el arte de la carpintería: los conocimientos y la mente matemática necesarias para la construcción con este material. Un cálculo matemático, que, en el siglo XII, aproximadamente, ejercía la figura del ensamblador, dentro del gremio de los carpinteros. Es decir, el constructor de retablos.
En palabras de Nuere, ‘un ensamblador tenía que poseer los conocimientos necesarios para construir la estructura del retablo, que debía soportar el peso de todas las figuras, aproximadamente entre 100 y 200 kgs cada una, y estar muy seguro de que estaban bien sujetas, para que no existiera ni la más mínima posibilidad de que pudieran caerse mientras el párroco ofrecía la misa. Por lo que, tenía que combinar el arte con la técnica carpintera, para lograr así la sujeción de estas obras de gran belleza’.

Estas fechas son una buena ocasión para conocer este milimétrico trabajo de filigranas y matemática de la arquitectura en madera realizadas por los ensambladores de la época, entre los que recomendamos algunos tan emblemáticos como el de la catedral de Sevilla, el de la catedral de Ourense, o el de la concatedral de Santa María de Cáceres, entre otras joyas arquitectónicas que alberga nuestro país.
El Fórum Internacional de Construcción con Madera tendrá lugar los próximos 14 y 15 de mayo en el Palacio Baluarte de Pamplona. Las inscripciones continúan abiertas a través de la web: https://www.forum-maderaconstruccion.com/Inscripcion.php