Las estanterías de las tiendas especializadas han ido perdiendo su brillo. Donde antes se alineaban cajas de colores con discos relucientes en su interior, ahora quedan espacios vacíos o, en el mejor de los casos, un puñado de títulos rezagados que sobreviven en un mercado cada vez más inclinado hacia lo digital. La transformación no ha sido repentina, pero sí implacable.
Una caída que nadie ha podido frenar
Las cifras no dejan margen para la duda. En Estados Unidos, la compra de videojuegos físicos ha disminuido más de un 50 % desde 2021, un desplome que no es más que la continuación de una tendencia que comenzó hace más de una década, cuando las plataformas digitales empezaron a consolidarse.
A esto se suma un factor clave: la pandemia. Durante el confinamiento, comprar juegos en formato digital se convirtió en la única opción para muchos jugadores. Pero lo que empezó como una necesidad, terminó volviéndose costumbre. Hoy, incluso con las tiendas abiertas, las descargas digitales siguen siendo la opción preferida de la mayoría. Lo mismo ha ocurrido en otros sectores del entretenimiento, donde la posibilidad de jugar a juegos como el blackjack online sin salir de casa ha cambiado por completo la manera en que la gente disfruta de estos servicios.
El precio de la comodidad
Es fácil entender por qué el formato digital ha ganado terreno. Los servicios de suscripción como Xbox Game Pass y PlayStation Plus han sido el golpe definitivo para el formato físico. En lugar de gastar en un solo juego, los jugadores pueden pagar una tarifa mensual y tener acceso a cientos de títulos. La ecuación es simple: más juegos por menos dinero.
Otro punto a favor es la inmediatez. Ya no hay que esperar a que una tienda abra, ni preocuparse por encontrar stock disponible. Basta con unos clics y, en cuestión de minutos, el juego está listo para jugar.
¿Qué queda para quienes aún defienden el formato físico?
Aunque la mayoría ha dado el salto al formato digital, todavía quedan quienes se resisten. Para muchos jugadores, tener una copia física sigue siendo especial. Carátulas, ediciones limitadas, cajas metálicas… Hay algo en ese ritual que el formato digital no puede reemplazar.
El problema es que, incluso para ellos, la situación se ha complicado. Muchas ediciones físicas ya no incluyen el juego completo, sino que requieren descargas adicionales. En algunos casos, los discos funcionan más como llaves de acceso a contenido en la nube que como verdaderos formatos de almacenamiento.
El futuro es digital
Las grandes compañías ya han dejado clara su postura. Se rumorea que Microsoft está desarrollando una Xbox completamente digital, lo que reforzaría la idea de que el formato físico tiene los días contados. En algunos mercados, las tiendas ya han comenzado a eliminar los discos de sus estanterías, y lo que hoy parece una tendencia, pronto se convertirá en la norma. Así como otros juegos clásicos, como la ruleta online, han sabido reinventarse en el mundo digital, los videojuegos físicos están cediendo terreno a un futuro donde las descargas y el acceso inmediato marcan la pauta.
Tal vez, en unos años, encontrar un juego en formato físico será tan raro como toparse con un VHS en una tienda de electrónica. Y cuando ese día llegue, solo nos quedarán los recuerdos de una era donde comprar un videojuego era más que una transacción: era toda una experiencia.
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