Según un estudio reciente, en España se consume el triple de ansiolíticos que hace casi dos décadas. Una de cada cinco personas entre 15 y 64 años indican tomar en la actualidad algún tipo de fármaco hipnosedante.
Abordar la salud mental desde determinados prismas, pueden agravar ciertos estados, prolongarlos en el tiempo y generar múltiples efectos secundarios que no transforman en nada a la persona. No nos engañemos, los psicofármacos no curan la ansiedad, pueden calmar los síntomas, pero la persona no transforma su manera de reaccionar, de posionarse frente a su yo y a su realidad.
Hablar de la salud mental se ha convertido en algo más habitual en los últimos tiempos. Se le ha comenzado a dar más visibilidad, y numerosas voces de personas reconocidas en diferentes ámbitos profesionales participan con su testimonio. Pero, insisto, ¿desde qué prisma? Un abordaje en la salud mental conciliador con el bienestar y con una atención lo más adecuada posible, ofreciendo una calidad y un trabajo continuo en la transformación de los padecimientos, entendiendo por salud mental la dificultad para gestionar la realidad y la ansiedad como una reacción de la persona frente al mundo, requiere de una visión profesional del suceder psíquico, una comprensión de ciertos procesos, los procesos inconscientes. La persona con ansiedad produce una huida en los síntomas, sin poder hacer otra cosa. Lo produce de “forma automática”. La angustia o la ansiedad muchas veces se manifiestan como la típica crisis de ansiedad, donde el corazón late muy deprisa, (lo que llamamos taquicardia), suda mucho,un sudor muy frio,respira muy rápido (taquipnea), puede haber opresión en el pecho y todo va acompañado de una sensación de que se va a morir o que va a volverse loco/a. Puede haber trastornos psicosomáticos en el cuerpo como arritmias, vértigos, sensación como de asma, dolores musculares generalizados, insomnio, preocupación constante, estado permanente de alerta, tendencia a controlarlo todo, poca confianza en sus posibilidades, miedo a que enfermen familiares o él/ella mismo/a. Sí que en ocasiones puede llegar a confundirse con el pesimismo, pero en realidad es ansiedad o angustia. La ansiedad es más psíquica, con intolerancia a la incertidumbre, con una prisa, no aceptando los tiempos, los procesos vitales, una anticipación y preocupación y la angustia es más física, con sensaciones en el cuerpo (ahogos, vétigos, taquicardia…)
El conflicto que origina la ansiedad no lo resuelven los psicofármacos, no tratan la causa. El centro de la cuestión sería tratar el conflicto psíquico, no sólo aplacar los síntomas que el conflicto produce. Esto se consigue con un tratamiento psicoanalítico, donde la persona podrá elaborar la incertidumbre, tolerarla, dejarse llevar y dejar a un lado ese control continuo, esa exigencia que impide la vida. Las cosas salen mejor cuando nos dejamos llevar, la vida se vive, no se piensa. Volverse ansioso acontece cuando no podemos ponerle palabras a aquello que sentimos. La escucha profesional nos ayuda a hablar de nuestros conflictos en lugar de padecerlos en el cuerpo en forma de palpitaciones, ahogo, presión, vértigos…
El psicoanálisis ayuda a entenderte, a conocer aspectos de ti que ahora se anudan y proliferan de manera hiriente, como una mala hierba, que crece ajena a tu voluntad, pero que, a la vez, está intrínsecamente relacionado contigo, con aspectos de ti, con tu forma de desear, de renunciar o no a aquello que es necesario hacerlo, y que se escenifica, forma parte de nuestras decisiones cotidianas. La ayuda psicológica te aporta en ese trabajo en la intimidad de tus sesiones, en la tranquilidad de poder hablar en voz alta lo que se te pasa por la cabeza, ser escuchado/a realmente, desde lo que dices y lo que no sabes que dices en realidad. En todas las personas hay un lenguaje inconsciente que expresa cosas de ti que no sabes y que son la clave, el nudo, de tus padecimientos.
Te recomiendo comenzar tu psicoanálisis, un proceso de maduración para posicionarte en tu vida de una manera adecuada y muy eficaz, respetando quién eres.
Laura López, Psicóloga- Psicoanalista- Perito Judicial
www.lauralopezgarcia.com
