El coste de las sequías en el mundo supera los 307.000 millones de dólares al año y se prevé que estos fenómenos provocados por la destrucción humana del medio ambiente afecten a tres de cada cuatro personas para 2050.
Así se desprende de un informe presentado en la 16ª cumbre sobre desertificación (COP16), que se celebra desde el pasado lunes hasta el próximo 13 de diciembre en Riad (Arabia Saudí).
El informe fue elaborado por el Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-INWEH), la Iniciativa de Economía de la Degradación de la Tierra (ELD) y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (Cnuld).
El informe se basa en una gran cantidad de evidencia y estudios de caso de países de todo el mundo, como Chile, India, Jordania, Kenia, España y Túnez, y presenta argumentos económicos y comerciales para las soluciones basadas en la naturaleza a la sequía.
Es decir, para prácticas que restauren las funciones de los ecosistemas y la salud del suelo para mejorar el flujo, el almacenamiento y el suministro de agua en apoyo del bienestar humano, por ejemplo, la reforestación, la gestión del pastoreo y la restauración y conservación de las cuencas hidrográficas.
«La gestión sostenible de nuestra tierra y agua es esencial para desbloquear el crecimiento económico y crear resiliencia para las comunidades que se están viendo atrapadas en ciclos de sequía en todo el mundo», según Andrea Meza, secretaria ejecutiva adjunta de la Cnuld.
GESTIÓN EFICAZ
La urbanización, la deforestación, la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas y el cambio climático alteran la cobertura del suelo y agotan las reservas de agua dulce, lo que significa que la sequía no solo es causada por la falta de lluvia, sino también por la forma en que tratamos nuestros recursos de tierra y agua.
La publicación subraya que los costes económicos a largo plazo asociados con las sequías y los desastres relacionados están muy subestimados. Especialmente, porque suelen aumentar dentro y fuera de las fronteras debido a los efectos colaterales de la sequía en sectores como la energía y la salud, así como en la economía en general.
Por otro lado, el informe apunta que una economía que respete los sistemas naturales en lugar de socavarlos podría generar hasta 10,1 billones de dólares anuales en valor empresarial y crear hasta 395 millones de puestos de trabajo para 2030. Triplicar la inversión en soluciones basadas en la naturaleza hasta 2030 podría generar 20 millones de empleos adicionales.
Las soluciones basadas en la naturaleza a la sequía reducen las pérdidas y los daños causados por la sequía, aumentan los ingresos de los usuarios de la tierra y el agua, y generan beneficios colaterales para el clima, la naturaleza y el desarrollo sostenible en general, según el informe.
«El coste económico de la sequía va más allá de las pérdidas agrícolas inmediatas. Afecta a cadenas de suministro enteras, reduce el PIB, repercute en los medios de subsistencia y provoca hambre, desempleo, migración y problemas de seguridad humana a largo plazo. La gestión eficaz y la inversión en la naturaleza son cruciales para mitigar estos efectos», indica Kaveh Madani, director de UNU-INWEH y uno de los principales autores del informe.
(SERVIMEDIA)