El 25 de noviembre, un emblema de resistencia y esperanza emergió en la ciudad de Málaga, donde se llevó a cabo una manifestación en oposición a la violencia de género. Este acontecimiento, desarrollado en la histórica Plaza de la Merced, no se trató simplemente de una marcha más en el calendario; fue una contundente afirmación de la comunidad malagueña, que se unió para proclamar «basta» a la violencia machista.
La concentración, que se llevó a cabo en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, reunió a miles de personas que avanzaron con firmeza por las históricas vías de Málaga. El trayecto dio inicio en la Plaza de la Merced, transitando por la calle Alcazabilla, la calle Cortina del Muelle, la plaza de la Marina y la calle Larios, finalizando en la plaza de la Constitución. En ese lugar, se realizó la lectura de un manifiesto en homenaje a las víctimas de la violencia de género, un instante conmovedor que reverberó en los corazones de quienes asistieron.
La iniciativa, impulsada por la Plataforma Violencia Cero, tenía como objetivo no solo recordar a las víctimas, sino también visibilizar el incremento de la violencia hacia las mujeres y el crecimiento de los discursos que niegan estas realidades. Desafortunadamente, Málaga se encuentra a la cabeza de las estadísticas en Andalucía, con la cifra más alta de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, contabilizando cinco casos trágicos solo en este año.
El evento del 25-N en Málaga evidencia el apoyo y la dedicación de la comunidad en la lucha contra una de las formas más severas de discriminación y maltrato. La ola morada que abarrotó las calles simbolizó no solo el sufrimiento y la rabia, sino también la energía y la resolución de una sociedad que demanda transformaciones auténticas y efectivas para salvaguardar a las mujeres y niñas de la violencia de género.
Este acontecimiento sirve como un recordatorio de que cada voz tiene valor y que, unidos, podemos forjar un futuro en el que la igualdad y el respeto sean lo común, en lugar de lo excepcional. La batalla contra la violencia de género es una obligación colectiva, y Málaga ha probado estar a la altura de este reto. Que el sonido de esta protesta resuene no solo en las avenidas de Málaga, sino en cada parte del planeta, motivando a más ciudades y naciones a actuar contra la violencia machista.