El Centro Ibérico de Restauración Fluvial (CIREF) ha presentado un comunicado en el que se solidariza en primer lugar con las víctimas de la DANA del 29 de octubre, sus familiares y todos los afectados. En dicho comunicado señala que los daños por la catástrofe son en su totalidad responsabilidad humana, comenzando por el Cambio Climático, que ha elevado la temperatura del mediterráneo a niveles nunca vistos, y continuando por la ocupación de las zonas inundables. Ante todo, las crecidas son un proceso natural normal necesario para reajustar el equilibrio atmosférico con el equilibrio hidrogeomorfológico terrestre y marino. Los ríos, barrancos y ramblas han hecho su trabajo de evacuar el agua y el sedimento hasta el mar. Y las llanuras inundables han hecho también su trabajo de ensanchar el proceso, disipar su energía y almacenar agua temporalmente.
Los daños provocados por las inundaciones resultan, por lo tanto, de la combinación de lluvias intensas, el aumento de la población en terrenos inundables, la impermeabilización del suelo en las áreas urbanas, y la falta de un dimensionamiento adecuado de algunas infraestructuras como puentes, pasos bajo carreteras, etc. Esto se ve agravado por el arrastre de sedimentos, especies de vegetación invasora como la caña y objetos como vehículos, enseres, etc.; que incrementan la capacidad de daño del agua.
Desde el CIREF se proponen medidas concretas para abordar la crisis, incluyendo la revisión constante de la cartografía de zonas inundables, rediseñar el uso del suelo, fomentar la descanalización y restauración de los ríos y sus llanuras de inundación, así como la desurbanización de áreas vulnerables. También se recomienda adaptar los edificios en zonas de riesgo y mejorar infraestructuras para facilitar el flujo del agua, así como implementar sistemas urbanos de drenaje sostenible (“ciudades esponja”).
Además, se enfatiza en que estos acontecimientos, como las DANAs, van a incrementar su frecuencia por efecto del Cambio Climático. Resaltan la importancia de integrar conocimientos interdisciplinarios en la planificación territorial y la construcción, priorizando la salud y el bienestar por encima del capital. Urgen a aumentar los sistemas de alerta temprana y a ejecutar simulacros para preparar a la población ante inundaciones, reconociendo que la falta de coordinación y acción rápida de las administraciones contribuyó a la magnitud del desastre.
El CIREF concluye que esta catástrofe debe ser un punto de inflexión para revisar normativas y adoptar un enfoque que priorice la seguridad y salubridad en la gestión del territorio. Este modelo debe garantizar que la economía y los empleos del futuro no dependan de riesgos innecesarios, subrayando la importancia de construir con una perspectiva sostenible que imite y se adapte a los procesos naturales.
Acceso al documento completo: https://cirefluvial.com/consideraciones-sobre-la-dana-del-29-deoctubre-de-2024/