Barcelona, España – Javier Belda
Ahora lo promete todo… ya se verá después. El deep state sigue ahí dictando los lineamientos. Si no quiere la guerra en Ucrania tendrá que hacerla en Oriente Medio, o en el Mar de China o donde sea, pero guerra hay que hacer.
Para que EEUU se uniera a los BRICS debería sufrir una gran derrota económica o militar. Mientras eso no ocurra el bloque hegemonista no parará de crear conflictos, terrorismo, revoluciones de colores, etc., ya que no tiene otra carta para ser hegemónico o al menos seguir persistiendo en ello. Ser parte de los BRICS, en cambio, le permitiría sobrevivir a los nuevos tiempos… Siempre nos quedan esperanzas para la paz mundial, aunque las sabemos ingenuas: ¿Cómo un sistema tremendamente violento puede ser pacífico?
No obstante, ahora vienen algunos cambios estratégicos complejos. Se produce un reacomodamiento de posiciones en el tablero geopolítico. Podría ocurrir que la victoria de los republicanos en EEUU tenga su reflejo en Brasil, que Irán afloje su postura en Oriente Medio y que el carnicero Netanyahu sea eliminado o reemplazado por otro para facilitar la reacomodación.
¿Qué pasará con Europa? No bastará con una falsa bandera para que la UE solita haga la guerra a Rusia, es más, eso podría producir el efecto contrario. Lo previsible es que venga un periodo de calma bélica, lo que implica la rendición de Ucrania. Para Rusia, ésta deberá ser una rendición absoluta, habida cuenta de los episodios históricos precedentes. UK y sus amigos ya inventarán otro frente a pocos años vista, porque Ucrania no será.
En España y el resto de Europa todo apunta a un crecimiento de la derecha populista, pero la banca permanecerá tranquila ya que a la derecha populista le gusta mucho el dinero, así que todos tranquilos. Solo hay un cambio de cromos para que nada cambie. Eso sí, los postergados y los desfavorecidos, seguirán recibiendo la peor parte de este juego macabro. Ojalá se creen otras alternativas sociopolíticas de carácter humanista en este periodo de transición en España y Europa, que aunque hoy no obtengan rédito político se puedan mantener estables para tenerlo en el futuro.
En resumen, no, la victoria de Trump no augura el paraíso en la Tierra.
Javier BeldaSe desempeña en los campos del periodismo y la política global. Miembro del Centro Mundial de Estudios Humanistas. Equipo de Redacción de Barcelona en Pressenza IPA. Contacto: [email protected]