Es la lectura un placer en el que inmersionarse adentrándose en un apasionante viaje sin determinar, en el que su duración e intensidad dependerá de la habilidad del escritor de ese transmitir del que haya impregnado sus letras.
Esa destreza al encadenarlas, la sutileza, el vestido del que las dote, sin duda alguna, convertirán casi siempre en un ameno momento el tiempo que dediquemos a leer esos libros que, unas veces adquirimos, otras nos regalan.
Adentrarnos en esos mundos que están ahí para nosotros esperando que nuestras emociones se descalcen y se sumerjan todos los sentidos, con esa mente dispuesta a iniciar una nueva aventura cada vez que nuestras manos abren la portada y se deslizan a través de sus páginas. La imaginación nos toma al asalto y a su libre albedrío se dispone a sorprendernos.
A veces, nos ocurre que en un primer momento no llena nuestras expectativas, sin embargo, cuando avanzamos en la lectura todo cambia, resurgiendo el interés. Recuerdo que me ocurrió a mí, en mis años de juventud, en las estanterías de la casa de mi madre, entre otros muchos libros, se encontraba Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y yo tan decidida lo elegí para mi próxima lectura, lo intente en dos ocasiones y sin motivo aparente, no me llenaba, no conseguía pasar de las diez primeras páginas así que desistí. Un tiempo después lo volví a comenzar y he de decir que me gustó mucho, tal y como habría sido de esperar en un principio. ¿Qué ocurrió? ¿…?
Las lecturas no solo nos transportan y nos sirven para desconectar del cotidiano devenir que a veces tan lastimosamente nos trata e incluso habiendo tenido un buen día, es un rato de asueto en el descansar diario.
Un libro es un elemento comunicador y transmisor a través de los cuales el aprendizaje esta también garantizado. Las tradiciones y la historia se salvaguardan ya sean en forma de fábulas o leyendas. Son tan diversos los géneros entre los que puedes elegir lectura que nunca dejarás de sorprenderte. Cultura es esa hermosa palabra que los identifica y los envuelve.
En cualquiera de los soportes que hoy día puedes encontrar, ya sea en papel, e-books o audio-books, un aliado en tus vacaciones, en las mañanas de los domingos, en esos ratos en que el transporte al centro de trabajo nos ocupan, en las tardes de jardín e incluso antes de irnos a dormir cuando se queda en nuestro regazo y las gafas medio caídas le acompañan.
Un regalo en letras mayúsculas que no debes dejar nunca olvidado y si en tu vida hay niños, no dudes en acercarles a este maravilloso mundo en el que descubrirán fascinados el amor por los libros. A través de esos cuentos, de un poema que les leas, de un relato enriquecedor o de esa fábula tan hermosa que nuestros ancestros nos dejaron.
Muchas gracias por sus lecturas por que sin ellas un escritor no sería nada y nuestras letras toman vida con sus abrazos.
Les dejo un poema y un micro-relato para acompañar su lectura y abrir esas ganas:
Caricias
Sin levantar mi mano te siento,
rozo con ternura tu piel,
suave, delicadamente,
mientras deslizo y perfilo
tus manos sobre mi cuerpo.
En el papel todo es perfecto,
ese tango, esa mirada,
tú fuerza en un abrazo consentido
las líneas de tus dedos
fuertes brazos que sujetan,
mi alma.
Así te siento mientras te dibujo.
Estimado señor
No me embauques que no puedo, el sueño me llama, más el olor de tu piel me atrae, tu tacto suave y firme me reta.
Si te miro, desnudas tu alma, tus secretos me confías: amoríos, disputas, aventuras dispares, historia sin más de nuestras vidas…
Pero no quiero caer en tus redes, sólo quiero lanzarme a los brazos de Morfeo.
Déjame marchar. ¡No! no quiero verte ahora, no te desnudes a mis ojos. No bailes sensualmente tus versos para mí.
Déjalo estar. Mañana será otro día.
Para ser tan culto, mira que eres insistente…
«Estimado señor libro»
@María José Luque Fernández letras y dibujos.