Arritmias que golpean el pecho
jirones que cuelgan de la ventana
momentos que empañan tu presente
disolviendo-se en la nada, esa, tu vida
que profesas y que encauzas
en la soledad preñada de lágrimas
que forman esas costras de sal en la mejilla,
a las que tú no das importancia
llagas que lacean en el caminar diario
lacrando la existencia.
Y en la mudez del silencio se sellan sus tormentos, aquellos que la sociedad en la que viven crea y acalla.
Con el transcurrir de los años llega la soledad a nuestras vidas, las añoranzas y recuerdos se prenden de tristes latidos que ralentiza la vida cuando no desaparecen y dejamos de ser.
Y a veces, nos acompaña la falta de recursos y se asoma el desahucio atormentándonos.
Hoy quiero hablar de dos mujeres, dos luces que se funden en el horizonte presas del miedo y la indiferencia del entorno que les rodeaba. El miedo que en su alma anida de tal manera que solamente un presente les queda, la muerte.
No son suicidios son muertes ocasionadas por el sistema, que no funciona adecuadamente y no es capaz de cuidar de las personas en riesgo, ya sean personas mayores o enfermos.
Personas que no son capaces o no pueden, por algún motivo, enfrentar la vida como se presenta.
Hablamos de dos hermanas de 64 y 54 años que perdieron a su madre, con la que vivían por ese Covid que trastocó la vida de todos y de que manera. Posiblemente era aquella que se responsabilizaba de ellas, porqué justo coincide en ese momento del fatal desenlace cuando, al parecer dejan de pagar el alquiler de la casa donde convivían.
No podemos ponernos en su lugar y saber que pasaba por sus cabezas, como sobrevivieron durante los años que restan hasta el momento en que deciden poner fin a sus vidas.
Dicen que visitaron sin éxito de ser atendidos la vivienda ¿? Que nunca pidieron ayuda, que no acudió nadie a enfrentar ese desahucio, pero si recibieron la notificación del Juzgado, curioso, ¿no?
¿Y sabrían ellas que tenían derechos? ¿Qué la ley les debe proporcionar un abogado para enfrentar esa denuncia de impago? ¿Qué existe un recurso llamado Asistencia Social a la que podían haber acudido tras la muerte de su madre o tras recibir el desahucio? ¿Qué podían haberse declarado insolventes…?
Seguramente NO.
¿Tiene un precio la muerte?
Hay otros casos en que les llega el momento y se quedan sin nada, sin casa, sin recuerdos, sin vida, pasando a formar parte de esos muchos indigentes que esconden a nuestra mirada, para que no tomemos, a veces, conciencia de la situación en que pueden encontrarse otras personas como nosotros, que un día lo tuvieron todo.
Y otros que tienen la suerte de tener una pequeña pensión o casa propia, no dejan de vivir en soledad su vida sin saber que la sociedad, el estado en el que viven, está obligado a ayudarles a sobreponerse de esa situación de indefensión.
Personas que viven solas, mayores y jóvenes que no tienen la menor idea de que pueden mejorar su vida.
A veces, no deben ser las personas las que se acerquen a pedir auxilio, debería existir una manera de poder asistirlos, por llamarlo de alguna manera de «oficio», no están los informes médicos, no están los datos de hacienda…, no estamos todos por decirlo, de alguna manera «fichados»
Hace ya unos meses coincidimos en un supermercado con una mujer mayor que vivía sola desde que murió su marido. Ella estaba más o menos bien, con esos achaques que la edad nos trae, hasta que contrajo el Covid y ya dio un bajón terrible. La mujer iba a hacer su compra y apenas se podía manejar. No supe que hacer, pensé en violar su intimidad y explicarla, que tenía derecho a que una persona la ayudara a hacerla compra, la casa, a pasear…, y como explicarla, que tenía que ir al ayuntamiento de su zona y pedir cita con la asistente social, ¿tu crees que habría servido para algo? no lo sé, tal vez si. Pero no lo hice.
Como detectar estos casos, ojalá lo supiera.
Todos tenemos derechos que no se cumplen, eso está claro.
Según la Declaración de los Derechos Humanos tenemos derecho a la vida y a todo aquello necesario para ello como educación, trabajo, salud, libertad y el acceso a una vivienda digna.
La constitución de nuestro país, España, en su artículo 47 dice «El artículo 47 de la Constitución Española declara que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho»
Y entonces porque los bancos se aprovechan en las hipotecas, al tasar los pisos, porque los dueños suben los alquileres, queriendo sacar más beneficios…
Y en la madrugada del viernes me ubico cuando el silencio me toma al asalto y no se que decir sobre lo acontecido esta vez, en Barcelona.
Sirva su luz para que la sociedad medite al respecto y encuentre la manera de evitar esos hechos, todos ellos…
@María José Luque Fernández.