Hace unos días un amigo me preguntó ¿Se siente, se muestra uno más sensual cuando esta solo?
Mi respuesta es no necesariamente aunque puede ocurrir así.
Cómo en casi todas las cuestiones que nos desbordan no hay una verdad universal.
Yo creo que realmente es un rol que siempre se ha atribuido a la mujer porque equivocadamente se asocia a la sexualidad, lo que conlleva prejuicios equivocados, mente que encarcela y nos priva de ella.
La sensualidad está a nuestro alrededor y dentro de nosotros.
Todos los sentidos están a su servicio: vista, gusto, tacto, olfato y oído e incluso la espiritualidad. Muchos estudios hablan de magnetismo personal Las personas más sensuales atraen pero no solo sexualmente, desprenden serenidad y seguridad.
Una mirada profunda, una sonrisa abierta, una voz dulce y tranquila o fuerte pero serena, en un hombre.
La sensualidad está dentro y fuera de nosotros mismos, en nuestro interior, tanto en el hombre como en la mujer, e incluso podemos encontrar sensualidad en la forma de un edificio, en degustar un plato exquisito. En contemplar un hermoso paisaje.
Fundamental sentirse bien con uno mismo somos el fiel reflejo de cómo nos sentimos, de lo que sentimos, de nuestros conflictos interiores.
Esa serenidad nos porta sensualidad Que bien aplicada a la sexualidad nos puede, sin duda, ayudar a tener una buena relación amorosa.
Y que se encuentra detrás de estos roles mal entendidos, el miedo al fracaso y al rechazo, el fantasma de la soledad que se cierne sobre nosotros sin poder evitar el pánico que nos causa y por supuesto ese deseo tan desesperante e inadecuado de complacer que a la vez parece causar un placer personal que a la larga nos demostrará que no nos produce satisfacción plena pues no nos sentiremos realizados.
Un polémico tema que no penséis surge ahora en estos tiempos si no que se remonta muchos años atrás, por nombrar a un solo teólogo, Tomás de Aquino y su querido Aristóteles.
Fundamental quererse y conocerse, el erotismo más ligado a la sexualidad pasa a un segundo plano cuando la sensualidad hace presencia.
Cuida tu autoestima y disfruta de lo que los sentidos pueden regalarte.
Ahora os dejo un texto que escribí hace tiempo
Paseos.
No te desnudes ante mis letras, no dejes tu piel expuesta ante la sinrazón de una boca ciega.
Versos que se hacen besos, emanas como fuente que no se agota. La sal de tu piel y las hierbas el lecho que nos envuelve, sabanas, el aire y nuestra piel.
Mis besos llevan especias, tus ojos como las hierbas que destila el cálido otoño.
De castaños y setas, de perfecto atardecer, de aroma a bosque jugoso, amanecer sin prisas.
Destilando esencia perderme a besos sobre el blanco oculto de tu piel.
La lluvia suave en pleno bosque acaricia el rostro, serías, no lo dudes, otoño entre mis labios.
Las finas gotas me empapan señalando el mapa de mi piel hasta marcar la senda de un deseo. Las costuras de otra piel que la dibuja con su manos en el más profundo ser y sentido, desbocando, perdiendo el sentido.
El azul sonrojado que te cubre hasta dejar la vida a la vista que intensamente llevas a mi piel. Al tacto suave de unos dedos y unos labios que se deslizan en un roce, y la piel de tu cuello latiendo bajo mi boca, sientes mi contacto y tu cuerpo se arquea ante mis manos, tus cabellos entre mis dedos me buscas.
Espero con ansia tu deseo. Acaricio con delicia la dureza de tus vértices. Se abre a tu piel mientras mi piel se funde en tu espalda, mis manos se pierden en tu vientre cálido, sin miedos, como el rio a su desboque.
Lates, fluyes mientras te espero. Mordisqueo suavemente, con la certeza de tu cuerpo que me aprieta, creo en tu boca abierta en tu pecho en mi boca y en tu piel ardiente, en el susurro de tu garganta pidiendo tiempo.
Abrasas pidiendo lengua y manos, sin prisa, deleitada en mi regazo tu desnudez, te gozo.
Gozamos de la unión de dos cuerpos que palpitan en la imperfección de una piel ajada, gastada por vivir, agrietada por dar vida y ansiosa de ser ebullición.
Búscame despacio, hueles a mujer, a ganas y deseo. Embriágate y deséame. Me gusta sentirte piel con piel, tu deseo entre mis manos.
Circunvalando el deseo que late, como las hojas del castaño temblando, mi boca se acopla a la piel que provoca y galopa sin sentido, suave, sin prisas.
Mis ojos te buscan mientras mis labios te urgen recreando cada milímetro tuyo, rozando la sonrosada y cálida erección de tu piel, vértigos, risas desde el balcón de mi deseo y te aprisiono, sintiendo la dureza de un deseo y tu lengua ardiente que se hace boca, arde, late el deseo al deslizar la seda que te cubre y en un clic muere entre mis manos.
Circunvalando cartografía que late al deslizar, fluye desnudez en una suave caricia que es pura piel sentida, permite transitar senderos y espesura mientras tu boca se abre buscando aire.
Tiembla la piel que habitas, gemidos del bosque ante el pecho que cobija, ramas húmedas.
Un roce, una caricia, un suspiro. En las curvas de tu nombre, erguidas torres te esperan, donde experto capitán, sin encallar transita desde la calma a la tempestad.
Son letras que se vierten, versos entrelazados que te llevan al deseo, mente abierta que no tiene miedo al goce que fluye del sentido, emociones que producen, deseos que despiertan ante la vida, libre.
@María José Luque Fernández letras y dibujo.