El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anunció esta tarde de manera sorpresiva que suspende su agenda pública unos días porque necesita “parar y reflexionar” sobre si debe “continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor” tras la “operación de acoso y derribo” y “gravedad” de las acusaciones contra él y su esposa, Begoña Gómez.
Así lo trasmite en un carta dirigida a la ciudadanía que ha publicado en redes sociales en la que admite que “urge” valorar si “merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política”, continuar al frente del Gobierno “o renunciar a este alto honor”, y avanza que el próximo lunes, 29 de abril, anunciará su decisión.
“A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público. Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero”, afirma.
En la carta, Sánchez asegura que seguirá «trabajando» estos días pero que cancelará su «agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar», un camino que despejará «el próximo lunes, 29 de abril» en una comparecencia ante los medios de comunicación.
El jefe del Ejecutivo denuncia que «este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo» que necesita «parar y reflexionar» con su esposa porque, afirma sin «rubor», es «un hombre profundamente enamorado» que «vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también».
Sánchez acusa tanto al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, como al del Vox, Santiago Abascal, de haber puesto «en marcha» y sin «ningún rubor» lo que Umberto Eco llamó “la máquina del fango”. «Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas».
A su juicio, existe «una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación».
Pero, expone Sánchez, «la democracia habló» en las elecciones del 23- J y «la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral». «Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal».
«No soy un ingenuo», admite Sánchez, «consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa». «Como soy también plenamente consciente», añade el presidente, «de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática», sentencia.
EN LA MONCLOA
Sánchez publicó esta carta poco después de las 19 horas, después de estar todo el día meditando tras la información publicada sobre la apertura de diligencias contra su mujer. El jefe del Ejecutivo asistió esta mañana a la sesión de control al Gobierno en el Congreso y, a preguntas del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, compartió que «en un día como hoy, y a pesar de todo», sigue «creyendo en la Justicia”.
Tras sus palabras, con gesto serio, cogió su cartera de documentos y, con rostro tenso, abandonó el Hemiciclo y se encaminó con su equipo hacia los coches para abandonar el Congreso sin escuchar, como es habitual en él, intervenciones de las vicepresidentas del Ejecutivo.
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