El Castillo de Cañete la Real, monumento más significativo y emblema del municipio, es una fortaleza musulmana medieval situada al Norte de la Serranía de Ronda a 800 m de altitud. En manos musulmanas, entre el año 870 y el 930, el Castillo de Hins-Canit apoyó a la ciudadela rebelde de Bobastro, cerca de Ardales, donde se había asentado Omar ben Hafsún, un caudillo andalusí de origen hispano-godo que organizó y lideró una rebelión contra el Emirato de Córdoba, llegándolo a poner en auténticos apuros.
La fortaleza que vemos en la actualidad debe ser situada en el contexto histórico de la conquista del Guadalquivir por Fernando III y con el establecimiento de una frontera tras la toma de Osuna en 1239 y de Estepa y Lucena en 1240. El levantamiento de este nuevo recinto supuso el abandono de la anterior edificación, situada en el Cerro de la Horca. Una fortaleza mucho más grande y difícil de proteger en el contexto bélico de la época nazarí. No olvidemos, sin embargo, que había sido el asentamiento principal desde al menos la época íbera.
Cañete, tras la ofensiva aragonesa del mediterráneo en el siglo XIV, se rindió en 1330 quedando el castillo en manos cristianas. De igual manera lo hicieron otros asentamientos importantes de la zona como Teba y Ortegícar. La villa fue escenario de varias conquistas y reconquistas del castillo. La fortaleza fue ocupada por los musulmanes hasta ser recuperada por Pedro I el Cruel en 1362. Con posterioridad fue tomada por los nazaríes en 1468 y recuperada por la corona castellana, gracias al hijo del Maestre Gómez Suarez de Figueroa, en el año 1407.
Pese a la repetición de los ataques nazaríes el castillo se mantuvo cristiano hasta ser tomado por Muley Hacen en el año 1482. Con la caída de Ronda en 1485, esta fortaleza pierde su valor estratégico. Se inicia aquí un período de abandono que perdurará con el paso del tiempo hasta la realización de las labores de restauración y conservación que nos permiten disfrutar de él hoy en día.
Con respecto a algunas particularidades de su proceso constructivo, podemos decir que este conjunto fortificado se construyó sobre un cerro rocoso. Este sirvió de soporte para la edificación de una fortaleza casi inexpugnable. Su función principal consistía en proporcionar protección, refugio e independencia en caso de asedio.
La edificación cuenta con tres sectores perfectamente definidos según su función: la entrada y área adyacente, un sector intermedio, fundamentalmente residencial destinado a vivienda, almacén de grano y depósitos de agua y el área señorial donde se sitúa la Torre del Homenaje con tres cuerpos y azotea. Todo este conjunto medieval se encontraba rodeado por murallas.
La edificación de este conjunto fortificado se divide en varias fases constructivas:
- En una primera fase fueron construidos la torre, dos hornos (uno de ellos dedicado a la cocina), así como un pequeño aljibe para la captación del agua pluvial.
- Tras esta fase inicial hubo un período de relativa paz debido a la pérdida del valor estratégico de la fortaleza.
La segunda fase es el escenario de la caída de Teba en manos cristianas y el asedio sobre Setenil. En este momento histórico la fortaleza recupera su condición estratégica. A consecuencia de ello se reforzaron y elevaron nuevos muros. Fue construido un segundo aljibe y se crearon nuevos núcleos de viviendas.
En esta segunda terraza, donde se vislumbran los muros que debieron conformar habitaciones, fueron hallados tras excavaciones recientes, los esqueletos de doce individuos. Después de la exhumación, el análisis y el hallazgo de una moneda de 1875 se dedujo que este emplazamiento albergó una fosa común. En la misma, al parecer, fueron arrojados varios cadáveres por una gran epidemia de cólera.
Excavaciones arqueológicas
A la última fase de edificación debemos la construcción de una serie de habitaciones de mayor consistencia y con mejor ordenación. Aquí aparecieron, bajo una de las habitaciones, numerosos objetos de cerámica, un molino manual, herramientas de labranza, así como una cesta de esparto con varios kilos de cereales y sílex (elemento imprescindible para hacer fuego). Todos estos extraordinarios hallazgos datan del periodo nazarí.
Debido a las constantes revueltas de este periodo (siglos XIV-XV) se hace necesaria la creación de una nueva cisterna de gran cubicaje. Esto permitiría reservar una considerable cantidad de agua para autoabastecerse en caso de asedios prolongados. Se construyó, además, una barbacana (estructura defensiva medieval que era utilizada con propósitos defensivos).
Las construcciones de este baluarte no finalizan en el periodo hispano-musulmán y la conquista cristiana. Esta elogiable fortificación continúa transformándose. Así lo demuestra la documentación municipal de reparos de la fortaleza.
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