Málaga, España.- ¡Vaya actuación de Lolita! En el marco del 41 Festival de Teatro de Málaga se presentó Poncia, que Luis Luque ha concebido a partir de La casa de Bernarda Alba. Al finalizar la segunda función que ofreció en el Teatro Cervantes, el público ovacionó a Lolita por varios minutos, ella emocionada agradeció el respeto del público y el silencio que hubo durante su representación.
“Gracias por el silencio de la sala, bueno casi”, indicó mientras el público soltaba una risa; debido que casi al inicio se soltaron unas toses por varias partes de la sala y una persona tuvo que salir y se escuchaba su ahogamiento que tenía. Y sin duda hubo algunos móviles que sonaron pero no causó la molestia de la primera función donde se tuvo que detener la función y la actriz manifestará su molestia.
El ruido de los móviles siempre impera en cualquier función, aunque se pide siempre que se apaguen, es algo que no sucede. La angustia tiene poseídas a las personas que contestan llamadas y mandan mensajes. Es un problema social de falta de respeto para los actores y el público que gusta de ir al teatro o escuchar un buen concierto.
Pasando por esto regresemos a lo importante, la magnífica presentación de Lolita en Poncia. quien es la criada de Bernarda Alba, personaje que nos habla del suicidio, la libertad, la culpa, la educación y el sexo, entre otros temas.
Luis Luque le da a Lolita un personaje completo, que aprovecha la actriz y, lo explota y hace que el público vibre con ella ante varios cuestionamientos. Se roba el escenario, donde sólo la acompañan unas telas que cuelgan y la luz da el ambiente en cada escena.
Vestida de negro dentro de una tormenta de niebla vemos a Poncia que reza por la muerte de Adela. Ella habla sola y también con cada una de las hijas de Bernarda de Alba. Reprocha sus actuaciones, pero también juzga su comportamiento y realza la situación social en la que viven. Hace un retrato de cada una de las mujeres que viven en la casa.
La obra está basada en el texto que retoma las intervenciones del personaje de Poncia en la obra de Federico Gacía Lorca.
“He rescatado las intervenciones de Poncia y las he convertido en reflexión, soliloquios, diálogos con fantasmas y sombras. De este modo, se alumbra un nuevo mirar dentro de la casa. En la obra original asistimos a una sucesión de hechos que se desarrollan en orden cronológico. Aquí, en esta Poncia, no. Ella habla después del shock producido por el suicidio de Adela. Todo ocurre después de su muerte. La lengua de Poncia se desata en un lugar y en un tiempo prohibidos para las palabras. Poncia ajusta cuentas con las habitantes que sobreviven dentro de la casa. Descubrimos la simpatía de Poncia por la más joven de las hijas, la reivindica. “Ha muerto una hembra valiente”, dice, y se culpa a sí misma de no haber hecho más de lo que hizo. Poncia siempre me ha sugestionado como ningún otro personaje de los que habitan en la casa de Bernarda Alba. Los personajes de las criadas encierran un enigma interesante: son testigos de los avatares de sus dueños y amos, conocen la verdad del interior de las casas y poseen la filosofía oculta de las clases populares. Escuchamos la voz de la criada para iluminar los rincones oscuros de la obra de Lorca. Poncia habla de suicidio, libertad, culpa, clase, educación y sexo. Y lo habla con toda la fuerza de una voz que ha sido maltratada y callada. El alma de “la Poncia” se abre para insistir en la necesidad de transferir a los demás la idea de amarnos en libertad”, explica Luis Luque.
Lo cierto es que Lolita expone la personalidad de las habitantes de la Casa de Alba. Les pone al desnudo ante el público y las exhibe con sus miedos y ambiciones. No se deja nada que decir de cada una, hasta de ella misma que se cuestiona su comportamiento.
Un monólogo que tiene gran fuerza, pero sin duda alguna muestra la gran actriz que es Lolita.