Casi un tercio de las aguas subterráneas de España examinadas por Greenpeace (concretamente, un 29%) están contaminadas con nitratos, situación que se produce en un 11% de las aguas superficiales analizadas y un 7% de las de consumo.
Esos datos figuran en una campaña realizada por Greenpeace en colaboración con la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial. La iniciativa engloba casi 5.000 mediciones llevadas a cabo en cerca de dos meses por unas 10.000 personas que recibieron un kit gratuito de medición de nitratos en el agua. El análisis se llevó a cabo en todas las comunidades autónomas.
Los datos de la campaña, difundidos este jueves en el marco de la III Semana Stop Ganadería Industrial, indican que la contaminación por nitratos afecta a un 29% de las aguas subterráneas medidas, que son las más preocupantes a ser las reservas hídricas en un futuro incierto.
Además, un 7% de las aguas de consumo presentan nitratos, lo que, según Greenpeace, significa que “muchas personas pueden estar bebiendo agua contaminada sin saberlo”. Y un 11% de las aguas superficiales analizadas (en ríos, riachuelos, lagos, lagunas, etc.) también están contaminadas.
“APOYO E INTERÉS”
Las regiones con mayor contaminación detectada son Castilla y León (el 80% de las mediciones dieron resultados positivos), Castilla-La Mancha (78%) y Baleares (57%).
“Si hubiera apoyo e interés, este tipo de iniciativas se podrían hacer aún más grandes y contribuir a tener un mejor diagnóstico de la situación. Las personas quieren conocer la calidad del agua, les preocupa y les moviliza”, indicó Luís Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería de Greenpeace España.
La causa de esta contaminación es “bien conocida”, según Greenpeace, pues procede de la agricultura y la ganadería industriales.
Casi 900 millones de animales fueron sacrificados el año pasado en España, de los cuales 56,3 eran cerdos.
“Sabemos cómo revertir el problema: reduciendo el uso de fertilizantes sintéticos y la cabaña ganadera industrial, que genera una ingente cantidad de excrementos y purines. En definitiva, hay que abandonar el destructivo modelo agroindustrial. Pero falta coraje político para ir a la raíz del problema. Necesitamos acción para salvar el agua”, indicó Ferreirím.
Greenpeace enviará los resultados de la campaña a las autoridades competentes para que adopten decisiones “urgentes y efectivas”, según Ferreirím, quien añadió: “Cuanto más tarde actuemos, más difícil va a ser revertir el problema y más van a doler las medidas”.
(SERVIMEDIA)