- La Delegación del Gobierno cifra en 2.000 personas la asistencia mientras la organización la eleva a 25.000 personas
- Con la presencia de la nueva ministra de Igualdad y sus compañeros de gabinete Pilar Alegría, Diana Morant y Fernando Grande-Marlaska
Miles de personas recorrieron este sábado el centro de Madrid para denunciar la violencia machista, que desde el 25 de noviembre del año pasado se ha cobrado la vida de 53 mujeres y dos menores. Esa cifra asciende a 93 víctimas, si se tienen en cuenta todos los feminicidios.
Así lo subrayó la representante del Foro de Madrid, Carmen Flores, en el escenario que se colocó al final de la marcha cerca de Plaza de España en Madrid, después de que miles de personas recorrieran el centro de la capital española desde el inicio de Gran Vía este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
La organización cifró la asistencia en unas 25.000 personas pero la Delegación del Gobierno en Madrid rebajó esa cantidad a apenas 2.000 personas. Anoche, este mismo organismo público indicó que hubo 3.000 personas protestando ante la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid por su amnistía para los políticos independentistas investigados o condenados por la Justicia.
En la cabecera de la manifestación de este sábado, las feministas veteranas del Movimiento Feminista de Madrid, organización convocante, portaron una pancarta con el lema ‘Contra la violencia hacia las mujeres. Unidad Ciudadana y Respuesta Institucional’.
Metros más atrás se sumaron ministros del Gobierno de España, como la nueva responsable de Igualdad, Ana Redondo; la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría; la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant; la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol; y la exvicepresidenta del Gobierno y diputada socialista Carmen Calvo, además de otros cargos orgánicos e institucionales del PSOE.
Esta tarde hay otra manifestación a la que acudirá la exministra Igualdad Irene Montero y la nueva ministra de Infancia y Juventud, Sira Riego, convocada por la Comisión 8-M. La vicepresidenta Yolanda Díaz excusó su presencia por problemas leves de salud, al tener un episodio de fiebre.
Este es el segundo año que el movimiento feminista se manifiesta dividido. Así lo remarcó Flores, que pidió «que los políticos se pongan a trabajar y dejar de tirarse puyitas unos a otros».
VESTIDAS DE BLANCO
Las grandes protagonistas de la marcha fueron un grupo de decenas de mujeres ataviadas con una túnica blanca y una careta del mismo color que portaban carteles con los nombres de las víctimas de la violencia machista del último año. Esas mismas mujeres colocaron un clavel blanco en el escenario al término de la marcha, mientras una violinista se emocionaba recordando a las víctimas a la par que se leía el nombre de las mujeres asesinadas.
La meteorología acompañó a las convocantes, que se entremezclaron por las calles con viandantes que acudieron a realizar compras, turistas y ciudadanos despistados que se sorprendían ante el despliegue policial, el sonido de la batukada y los gritos de tres ‘speakers’ que animaron con su voz a las manifestantes durante todo el recorrido.
«No estamos solas, faltan las asesinadas»; «Nos queremos vivas»; «Mujer, yo sí te creo»; «Si tocan a una, respondemos todas»; «Prostitución: violencia machista»; «Pornografia, escuela de violación»; «Si te maltrata no te quiere, denúncialo», dijeron durante los primeros compases de la cita.
Metros más adelante, las manifestantes proclamaron: «Violencia machista, problema de Estado»; «Putero: pagando también estás violando»; «Ser mujer no es un sentimiento»; «Escucha ministra la agenda feminista» o «Contra el terrorismo machista unidad ciudadana».
UNIDAD DEL FEMINISMO
Antes del comienzo, la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, llamó también a la «unidad» del movimiento feminista en toda España para “tejer las sensibilidades” que han generado divisiones en los últimos años y combatir juntas contra “todos los tipos de violencia hacia las mujeres”.
Comparó el movimiento con una orquesta que, con «distintos tonos» debe tener «una misma sintonía» y denunció que “hay una derecha y una derecha extrema que se están situando en todas las instituciones contra los avances” del feminismo y se mostró convencida de que “los matices, acentos y sensibilidades se puedan hablar y superar” para volver a unir a todo el movimiento feminista.
Precisamente, la alusión a la extrema derecha durante la lectura del manifiesto final, a cargo de la periodista Sonia Ferrer y las representantes del movimiento feminista Isabel Gutiérrez y Patricia Bilbao, fue una de las partes más ovacionadas por la muchedumbre.
El texto insistió en la reivindicación de “unidad ciudadana” y una “respuesta institucional” ante el «repunte» de la violencia machista, “que trasciende a las clases sociales, orígenes, cultura, edad o estado civil”.
“Hemos recorrido este sábado la Gran Vía para exigir que los organismos públicos que deben garantizar y proteger el derecho humano de las mujeres, hijas e hijos a vivir una vida libre de violencia machista, sean más diligentes, más eficaces y resolutivos”, exigieron las mujeres congregadas en la manifestación del 25-N, en línea con lo que vienen haciendo desde 1997.
COLOR MORADO
El color morado destacó entre las pancartas, en las prendas que vestían mujeres de todas las edades, pero también hombres que acompañaban a sus parejas o familias enteras. Julia llamó la atención de Servimedia por sus complementos morados y su muleta. Explicó que su abuela ya fue parte del movimiento feminista con Clara Campoamor. «Lo triste es seguir chillando aún hoy», dijo esta mujer de 74 años.
Olga tampoco se pierde las manifestaciones feministas. «Tengo que estar aquí», remarcó a Servimedia desde su silla de ruedas en homenaje a las mujeres asesinadas por el «terrorismo machista», mientras se acercaba aun puesto de ‘merchandising’ feminista improvisado en una parada de autobús de la Gran Vía madrileña.
Esta tarde, el centro de Madrid volverá a teñirse de morado en otra manifestación, esta vez convocada por la Comisión 8-M, con la pancarta ‘Se acabó: nuestra lucha es global’, recogiendo el lema de la campaña de Igualdad, basado en la canción de María Jiménez ‘Se acabó’, ya que esta comisión es cercana a los postulados de Podemos e incluye a las mujeres trans dentro del movimiento feminista, mientras que otra corriente está en contra de la ‘Ley Trans’ porque asegura que «contribuye al borrado de las mujeres».
Las feministas veteranas denunciaron en su marcha matinal la prostitución, la pornografía y la violencia reproductiva como formas de violencias machistas, así como el negacionismo que exhibe y proclama la extrema derecha.