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Arte

Mimbres para una Málaga cosmopolita

Mimbres para una Málaga cosmopolita

¿Cuántas veces en nuestras salidas a países extranjeros, a la hora de identificarnos como españoles, nos hemos encontrado con los mismos sustantivos, comunes y propios, en distintos acentos?, ¿cuántas veces nos hemos topado, entre sonrisas bienintencionadas, con enumeraciones del tipo paella, toros, olé, playas…, Quijote, Lorca, Picasso, Banderas?

De acuerdo, alejémonos de los clichés, pero mientras lo hacemos, fijémonos en que los dos últimos elementos citados llevan el foco directamente a Málaga, una madre que sabe que apoyándose en lo local también se puede subir muy alto y aspirar a lo universal. Ayer visité en la Sociedad Económica de Amigos del País una curiosa exposición (atención, que el jueves 16 es el último día), y el próximo viernes asistiré en el Teatro del Soho Caixabank a un concierto memorable (que se repetirá el sábado 18, y aún quedan entradas), y ambos eventos me invitan a sumar mimbres para dejar bien atada la idea de una Málaga cosmopolita.

En 1936, en los meses previos al estallido de la guerra en España, la asociación ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas) llevó a Barcelona y luego a Madrid una exposición de 25 obras de Pablo Picasso. En Málaga, La Sociedad Económica había gestionado que esa misma muestra itinerante se colgara después en sus salones, y estaba previsto inicialmente que esos cuadros, algunos bastante emblemáticos de la producción picassiana de esas fechas, viajaran en abril hasta Málaga para ser expuestos también ante los recelosos ojos de sus paisanos malagueños.  Las circunstancias hicieron que finalmente aquel proyecto se frustrara y que el gran Picasso, el famoso artista valorado ya entonces como el gran revolucionario del arte moderno, nunca pudiera visitar las paredes de nuestras galerías ni tuviera ocasión de entrar en contacto con los efluvios de sus luces y aires primigenios.

Toda esa efeméride, desconocida para muchos, se recrea estos días en La Económica, en el corazón de nuestra Plaza de la Constitución, entre el trabajo de documentación que se dispone en una de las salas y el de metamorfosis artística con la que el pintor Fernando de la Rosa se explaya en la otra sala, modificando documentos reales con curiosos trampantojos y divertidas escenas hipotéticas.

Por otra parte, se anuncia el concierto y espectáculo visual “Gershwin in blue” en el Teatro del Soho que apadrina nuestro mejor embajador actual, el actor Antonio Banderas. La joven orquesta Larios Pop interpretará, entre otras obras de su repertorio, la célebre Rhapsody in blue, del compositor estadounidense George Gershwin, con ese sorprendente glissando inicial aportado por un solo de clarinete que sirve de pórtico a un mundo de sensaciones musicales nuevas, a medio camino entre el jazz y las big bands, estandarte del bullicio de Nueva York en los locos años 20.

En resumen, un muestrario pictórico de arte renovador que pudo habernos visitado en un fin de ciclo, y un experimento de música moderna que nos visitará este fin de semana. Una mezcolanza de la ebullición artística que recorría los continentes europeo y americano en los años 20 y 30 del siglo pasado, época del apogeo de las vanguardias entre las influencias del surrealismo, el psicoanálisis y el viejo socialismo, y de la explosión del jazz entre los pliegues de un capitalismo incipiente. Aires parisinos y neoyorkinos en una institución con historia y en un teatro cuyo nombre nos trae referencias londinenses. Lo mejor de las metrópolis al servicio del arte. Un ejercicio para la fabulación y la añoranza sobre uno de los artistas más decisivos en la historia de la pintura, y una versión para piano y orquesta de una de las obras más populares de la música clásica en los Estados Unidos.

Pablo Picasso ya no está, pero sigue estando, más vigente que nunca en este año del quincuagésimno aniversario de su fallecimiento. Antonio Banderas está presente, por fortuna, y lo seguirá estando con la misma fuerza y determinación con la que encarnó recientemente las andanzas y los sueños del genial pintor malagueño en la serie de televisión ‘Genius’.

De acuerdo, alejémonos de los tópicos, pero, entretanto, disfrutemos de los mimbres artísticos y legendarios de nuestra Málaga más cosmopolita.

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Carlos Pérez Torres (Málaga, 1958) es escritor y educador. Licenciado en Filología inglesa, ha trabajado muchos años dando clases de Literatura en institutos de Málaga y su provincia. Entre sus obras narrativas destacan títulos como «Nico y Aurora» (2008), «Relatos del impostor» (2016), “Círculos concéntricos” (2018), «Notas al margen» (2022) y «Mala conciencia» (2023). En poesía, entre otros libros, ha publicado «Temblor» (2000), «Razón de convivencia» (2006), o «Antología privada» (2019), y prepara actualmente «Horas de insomnio». También es articulista y autor de novelas de infantil/juvenil.

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