El Consejo de Gobierno ha tomado conocimiento de la elaboración de un protocolo y una guía para la prevención del riesgo de conductas suicidas y autolesiones del alumnado con la que se indica y acompaña a los centros educativos en la elaboración de una propuesta de prevención, protección e intervención para situaciones de riesgo o evidencia de conductas suicidas y autolesiones.
Esta medida, coordinada entre las consejerías de Salud y Consumo, Desarrollo Educativo y Formación Profesional, e Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, aborda la planificación de acciones de prevención y el protocolo a desarrollar para la elaboración de planes individualizados de prevención, protección e intervención tras la detección de alguna situación de riesgo, de menor o mayor gravedad, relacionada con el comportamiento suicida y de las autolesiones.
En salud, Andalucía cuenta, desde el pasado mes de junio, con un Programa de Prevención de la Conducta Suicida, documento imprescindible para que, de una manera coordinada y organizada, se lleven a cabo esas acciones o intervenciones que reduzcan el impacto del suicidio en todas sus dimensiones.
Además, una de las líneas de trabajo del Programa de Prevención de la Conducta Suicida es la atención a la población infanto-adolescente a través de cuatro acciones concretas: crear un grupo director sobre conducta suicida infanto-adolescente; diseñar un protocolo de atención a la conducta suicida en las unidades de gestión clínica de salud mental; desarrollar trabajo comunitario entre salud mental, atención primaria y centros educativos; y sensibilizar a padres y madres sobre salud mental, gestión de crisis y conductas autolíticas.
Así, desde la Consejería de Salud y Consumo, además de poner en valor el trabajo de las enfermeras referentes escolares para la prevención del suicidio, se trabaja en reducir la incidencia y el impacto de la conducta suicida en Andalucía, tanto en la prevención como en la atención de las conductas suicidas, a través de diferentes líneas y planes de actuación en las que se plantea un abordaje continuo y continuado no sólo desde el ámbito de salud sino también desde los ámbitos educativo, social y asociativo, dirigido expresamente tanto a grupos vulnerables de la población como a los familiares y amigos que sufren la pérdida de personas allegadas por este motivo.
En materia educativa, los centros docentes trabajan en la sensibilización de la comunidad educativa, la formación permanente del profesorado, la detección temprana de posibles situaciones que requieran la elaboración de planes individualizados de seguimiento y protección y, en su caso, la derivación a los servicios de salud. Así, entre las medidas a adoptar se contemplan actuaciones para reducir el dolor emocional y el sufrimiento y para incrementar el cuidado, la protección y la seguridad del alumnado implicado, procurando fortalecer la vinculación con su entorno y su propio proyecto vital.
No es función de los centros la estimación del nivel de riesgo de un caso, que será responsabilidad de especialistas, pero sí se puede realizar desde el centro escolar una valoración inicial de la situación en la que se encuentra el escolar, que contribuirá a una toma de decisiones adecuada y la planificación de actuaciones que faciliten el bienestar y protección en el entorno educativo. Esta iniciativa se suma al programa de Bienestar Emocional, que cuenta con 22 profesionales de la orientación.
Además, en materia de asuntos sociales, el III Plan de Infancia y Adolescencia tiene entre sus prioridades la mejora de la atención a la salud mental infantil y adolescente, especialmente, en todo lo concerniente al bienestar emocional, los hábitos de vida saludables, la socialización, la autoestima, las competencias sociales y emocionales, el aislamiento social, las adicciones y el uso de las tecnologías.
Así, desde una atención integral para garantizar de manera transversal, interdisciplinar y en red el bienestar en la propia familia de los menores, se busca crear entornos seguros desde todos los distintos ámbitos porque los menores que se encuentran en situación de vulnerabilidad no pueden esperar, insistiendo en la formación y la mejora de las capacidades y habilidades de las familias y los hijos con problemas de salud mental y trastornos de conducta para mejorar esas situaciones.
En este sentido, destaca el Programa Preventivo para Niños, Niñas y Adolescentes en situación de dificultad y/o conflictividad en el ámbito familiar (Nayfa), el cual apoya a las familias con menores que muestran problemas de adaptación y/o comportamiento. Para ello, se lleva a cabo la promoción de distintas competencias relacionadas con el desarrollo positivo de niños, niñas y adolescentes; y el apoyo a las figuras parentales para que desarrollen las competencias necesarias para un ejercicio positivo de su parentalidad.