Luis Rubiales anunció este domingo su «renuncia» a los cargos de presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y de vicepresidente de la UEFA, justo tres semanas después de su controvertido comportamiento en la final del Mundial femenino que ganó la selección nacional en Australia.
Rubiales publicó un comunicado en sus redes sociales en el que explica que a las 21.30 horas transmitió personalmente al presidente en funciones de la RFEF, Pedro Rocha, su abandono de estos puestos al asumir que «es evidente que no podré volver a mi cargo».
«Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español. Entre otras cosas, porque hay poderes fácticos que impedirán mi vuelta», admitió Rubiales diecisiete días después de dar la sorpresa ante la Asamblea General de la RFEF afirmando que no pensaba dimitir.
«Tras la veloz suspensión realizada por FIFA, más el resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver a mi cargo», recapacita ahora. «No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo».
Rubiales añadió que ha llegado el momento de «mirar adelante, mirar al futuro». «Ahora hay algo que me ocupa con firmeza. Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca. Mis hijas, mi familia y la gente que me quiere han sufrido los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades, pero también es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo».
Asimismo, aprovechó para reivindicar «la gestión de mi equipo» en la Federación y subrayar la «felicidad» que se lleva «por el enorme privilegio de estos más de cinco años al frente de la RFEF».
«Desde aquí transmito a todos los trabajadores, asambleístas, federativos y gente del fútbol en general, un fuerte abrazo, deseándoles mucha suerte. Gracias a todos los que me han apoyado en estos momentos», concluyó en el comunicado.
De este modo, Rubiales pone fin a su etapa al frente de la RFEF después de tres semanas en el ojo del huracán por el beso no consentido que dio a Jennifer Hermoso tras la final del Mundial y el gesto que hizo en el palco de autoridades al tocarse sus partes íntimas.
La FIFA fue la primera en tomar medidas contra él apenas una semana después al decretar una suspensión temporal de 90 días, una vez que el día anterior manifestó en su discurso ante la Asamblea de la RFEF que se aferraba al cargo y descartaba dimitir.
El Gobierno intentó también suspender a Rubiales a través del Consejo Superior de Deportes, que presentó una denuncia ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), pero no pudo hacerlo porque los magistrados calificaron de «graves» los hechos que cometió, en vez de «muy graves», tal y como solicitaba y requería para poder acordar su inhabilitación.
Además, la Fiscalía ha emprendido acciones penales contra Rubiales en los últimos días después de que la propia jugadora de la selección presentara una denuncia contra él por el beso no consentido, requisito indispensable para que el Ministerio Público pudiera actuar e iniciar una querella en los tribunales contra el expresidente de la RFEF.
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