Los celos son una fuente de sufrimiento tanto para la persona que los padece como para la pareja.
Aunque los celos son un sentimiento normal, que forma parte de todas las personas, hay personas que los padecen de una manera muy intensa y estropean sus relaciones y su paz interior. Los celos siempre hablan de un deseo, por lo que también pueden ser motor para que mejoremos, para que alcancemos aquello que queremos ser reflejado en el otro/a.
Aparecen cuando hay una tercera persona, o algo externo, alguna actividad, donde la persona se siente excluida, padece de una herida en su narcisismo, puede cursar con tristeza o con agresividad, rabia, con escenas de celos, conflictos constantes y llegar incluso a la violencia en los casos más extremos. Se llegan a sobrepasar límites que ya están penados por la ley.
Los celos son de tres tipos: los llamados celos normales, los proyectados y los delirantes. Tienen que ver con raíces infantiles y con deseos reprimidos no tolerados.
Una cosa es sentir celos, y otra es padecerlos, hacer de ellos algo destructivo para tu vida y para la persona o personas de tu alrededor. Pueden llevar a ejercer un control a la otra persona, estar vigilante constantemente, haciendo continuas llamadas, o incluso a renunciar a cosas que uno hacía, relaciones, para que la otra persona tampoco lo haga y estar así juntos el mayor tiempo posible. Es una forma de control por celos. Se llega a convertir en una tortura y una relación tóxica.
La terapia te ayudará a transformar los celos, a poder canalizarlos de otra manera. La relación quedará liberada de los conflictos por celos y comenzarás a vivir desde otra tranquilidad, de una forma más productiva, más sana, y generando amor y deseo ya más acordes con una relación sana.
Un porcentaje muy alto de relaciones donde los celos son un constante se separan. Los celos dañan la relación, y además vuelven a repetirse, si no se trabajan, con relaciones posteriores.
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