Por Andrés Montesanto
En enero de 2017 organicé el Star 17, un Encuentro Internacional de Escultura Contemporánea que se realizó simultanemamente en más de 70 sedes de 20 países, conectadas todas a través de internet y coordinado por la plataforma Sculpture Network. El tema de ese año era “La escultura en los espacios públicos”.
El evento se desarrolló en el CAC (Centro de Arte Contemporáneo) de Málaga, fue inaugurado por el director del Centro, Fernando Francés, y contó con dos ponentes de reconocida experiencia en el objeto del encuentro: Ruth Sarabia, Directora del Area de Derechos Sociales del Ayuntamiento, y Fanny de Carranza, Jefa del Patrimonio Histórico-artístico de la Ciudad. Lamentablemente no pudo asistir por motivos de salud el otro invitado, el escultor germano-malagueño Stefan von Reiswitz.
En ese acto presenté la “Ruta de Arte Urbano Contemporáneo de Málaga”, proyecto realizado con la cooperación del fotógrafo Paco Mengíbar. Se trataba de una invitación a recorrer el museo más extenso de la ciudad y que no cierra nunca sus puertas (ni siquiera lo hizo durante el estricto confinamiento de la pandemia), el más ecológico y sostenible, y por si fuera poco, totalmente gratuito. Posiblemente también el que menos se conoce y promociona. Obviamente no se puede hablar de este importante patrimonio cultural que posee la “ciudad de los museos” en sus calles y lugares públicos, sin destacar el Parque del Oeste, un espacio del que debe haber pocos ejemplos en España.
Con 74.000 metros cuadrados y próximo a la playa, además de su riqueza botánica y lago artificial, posee 45 obras del excepcional escultor surrealista alemán Stephan von Reiswitz, acompañadas por unas pocas de otros artistas. Sus piezas, algunas de considerable volumen, son ciertamente impactantes, imaginativas y originales.
En una distendida charla que tuvimos en su casa, café de por medio, tuve la oportunidad de conocer a un auténtico artista y una excelente persona. Recuerdo que se encontraba muy afectado por el reciente atentado terrorista en un mercadillo navideño de Berlín, que dejó varios muertos. Los dos compartimos la inclinación por el reciclaje (una de las obras del parque la hizo con una mesa recuperada de un contenedor) y me alentó a seguir con el proyecto de poner en valor la escultura publica, esos espacios al aire libre donde se puede pasear, llevar a los niños y estimularlos a la contemplación del arte en forma lúdica, alejados del silencio y el recato que se debe guardar en los museos clásicos. Aunque quizás en Málaga todavía nos falta aprobar alguna materia para poder disfrutar de esculturas en parques o aceras, sobre el suelo, donde se las pueda tocar y en su caso abrazarse a ellas para un selfie, sin que estén amenazadas por el vandalismo o el orín de los perros.
Celebro y apoyo totalmente los esfuerzos del Círculo de Amigos del Parque del Oeste y de la Térmica para dar visibilidad a este singular y único espacio, del que, por lo menos hasta hace poco, muchos malagueños desconocían su existencia.
Andrés Montesanto, médico, escultor y escritor.
Enviado por José Antonio Sierra