- Feijóo reivindica su triunfo como fuerza más votada y propone «abrir un diálogo para formar gobierno de acuerdo con la voluntad mayoritaria de los españoles»
- Abascal reconoce que Sánchez puede «ser investido con el comunismo, independentismo golpista y terrorismo, ahora con más capacidad de chantaje»
- Sánchez sumaría 172 escaños con PSOE, Sumar, ERC, Bildu, BNG y PNV mientras Feijóo llegaría a 171 con PP, Vox, UPN y CC
El PSOE de Pedro Sánchez dio la sorpresa en las elecciones generales del 23-J al dar la vuelta a la ‘ola azul’ que levantó el PP en los comicios autonómicos y municipales del 28 de mayo, con los que Alberto Núñez Feijóo casi se veía en el Palacio de la Moncloa. La candidatura popular ganó este domingo en las urnas en votos y en escaños, pero se quedó muy lejos de la gran mayoría que demandaba y ni siquiera suma con Vox para formar gobierno.
Feijóo fue la lista más votada con 136 diputados en el Congreso y más de 8 millones de votos. Subió 47 representantes y más de 3 millones de sufragios frente al resultado cosechado en 2019 con Pablo Casado al frente. Sin embargo, queda lejos de los 150 escaños que le auguraban gran parte de las encuestas y sin posibilidad de gobernar junto a Vox, ya que el bloque del centroderecha apenas llega a 169 diputados cuando la mayoría absoluta parlamentaria en el Congreso está en 176.
«Después de siete años, el PP ha vuelto a ganar las elecciones generales. Me siento muy orgulloso», reivindicó Feijóo cuando salió al balcón de la calle Génova de Madrid, donde su partido suele celebrar los triunfos electorales, aunque esta vez fue con sabor agridulce al quedar lejos de la amplia mayoría que había demandado durante toda la campaña.
«Como candidato del partido más votado, creo que mi deber es abrir el diálogo para intentar gobernar nuestro país«. «Me corresponde intentarlo, somos la opción alternativa. La anomalía de que en España no pudiera gobernar el partido más votado sólo tiene como alternativa el bloqueo», añadió al incidir en que Sánchez podría ser el primer presidente de la democracia que repita mandato pese a perder en las urnas.
Con este mensaje, el propio Feijóo reconocía implícitamente que el PP ha ganado las elecciones pero tiene pocas opciones de llegar al poder por la falta de alianzas que le aúpen a La Moncloa. Sus dirigentes salieron mayoritariamente con rostros de alegría y bailaron al son de la música sobre el balcón de las victorias como si hubieran ganado a todos los efectos. La única excepción fue la madrileña Isabel Díaz Ayuso, más seria que sus compañeros ante el inesperado resultado de las generales.
ALEGRÍA INESPERADA EN EL PSOE
En la sede del PSOE también eran conscientes del verdadero trasfondo del resultado. Los ministros de Pedro Sánchez salieron a la calle cerca de la medianoche exhibiendo su alegría tras un escrutinio de infarto, en el que el PSOE empezó ganando y ni siquiera cuando perdió la primera plaza vio peligrar una mayoría de izquierdas.
Los socialistas superaron los 7,7 millones de votos y ascendieron a 122 diputados, dos más que los conseguidos en la repetición electoral de 2019. Al festejar el resultado, Sánchez presumió de haber ganado el plebiscito planteado por el PP dado que ha conseguido «más votos, mayor porcentaje y más diputados» que hace cuatro años.
Sánchez reivindicó su derecho a seguir gobernando, pese a haber sido la segunda fuerza en las urnas, con el argumento de que «el bloque involucionista de retroceso que planteaba una derogación total ha fracasado» y «somos más, muchos más los que esperamos que España avance y así seguirá siendo».
El PSOE ha vendido durante toda la campaña electoral la opción de la remontada y en Ferraz acabaron con la sensación de haberla hecho realidad, dado que hace un mes y medio las opciones de mantener el poder de Pedro Sánchez parecían escasas y tras el recuento de votos tiene en su mano revalidar el Gobierno de coalición.
TRISTEZA EN VOX
Vox sufrió un importante retroceso al perder más de 600.000 votos y 19 escaños respecto a los últimos comicios de 2019. Además, su gran esperanza era conformar un Gobierno de coalición junto al PP pero el recuento de los votos impide tal posibilidad porque la suma de ambas formaciones se queda en 169 frente a los 176 que otorgan la mayoría absoluta.
La caída de Vox resulta especialmente significativa en Castilla y León, donde pierde 5 representantes apenas un año después de las elecciones autonómicas con las que entraron en el Gobierno de la Junta del popular Alfonso Fernández Mañueco.
El rostro de los dirigentes de este partido al comparecer al final de la noche reflejaba la decepción, no sólo por el hecho de no poder llegar a La Moncloa sino especialmente por constatar que Pedro Sánchez “podría ser incluso ser investido con el comunismo, independentismo golpista y del terrorismo, ahora con más capacidad de chantaje», como admitió su presidente, Santiago Abascal.
SUMA DE LAS IZQUIERDAS
Las alianzas para conformar gobierno en la nueva legislatura son más complejas que nunca, más aún que en noviembre de 2019, cuando Pedro Sánchez tuvo que repetir los comicios por la imposibilidad de ponerse de acuerdo con Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, tras la primera cita en las urnas en el mes de abril.
El PSOE gana dos escaños respecto a hace cuatro años pero el movimiento Sumar encabezado por Yolanda Díaz pierde ocho respecto a lo conseguido entonces por las diferentes formaciones que engloban esta candidatura. Aún así, la euforia en el nuevo partido de la extrema izquierda era palpable por haber dado la vuelta a las expectativas en apenas un mes.
PSOE y Sumar llegan a 153 diputados, por lo que necesitan sumar a todas las demás fuerzas de izquierda para superar una investidura: 7 de ERC, 6 de EH Bildu y 1 del Bloque Nacionalista Galego. De este modo, llegarían a 167, por lo que aún necesitarían a los 5 diputados del PNV para superar a otro posible bloque de centro derecha conformado por 171 parlamentarios de PP (136), Vox (33), UPN (1) y Coalición Canaria (1). Además, requeriría la complicidad de los 7 diputados de Junts, al menos en forma de abstención.
Feijóo aseguró en su comparecencia que quiere intentar gobernar por ser la fuerza más votada en las elecciones generales, pero sólo parece haber una opción de conseguirlo y pasa por convencer al PNV para respaldar su investidura junto al resto de las demás formaciones mencionadas anteriormente.
El líder del PP tendría justo los 176 votos necesarios para la mayoría absoluta en el Congreso si convenciera a Vox, PNV, UPN y CC de apoyar un gobierno en solitario del Partido Popular. Tendría que ser sin Vox en La Moncloa, dado que el PNV siempre se ha opuesto a los preceptos de la formación de Santiago Abascal e incluso superando ese escollo parece complicado por las condiciones opuestas que plantearían ambas formaciones.
Las elecciones generales del 23-J también decidían 208 escaños en el Senado y en este caso el PP sí ha obtenido un resultado contundente al conseguir 120 de esos representantes, frente a 72 del PSOE.
De este modo, los populares se aseguran tener mayoría absoluta en la Cámara Alta aunque Pedro Sánchez revalide su Gobierno de coalición. Inicialmente podrá vetar proyectos de ley presentados por el Ejecutivo, aunque sólo supondrán un freno temporal a las iniciativas legislativas, pues posteriormente podrán ser aprobadas por el Congreso.
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