La Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU) ha revelado el riesgo para la salud que representa la «alarmantemente alta» exposición de la población, en especial los niños, a numerosas sustancias tóxica, ya que se ha demostrado, por ejemplo, que el 99 por ciento de los niños analizados en diferentes países europeos tienen presencia en sus cuerpos de retardantes de llama dañinos para la salud.
En la Iniciativa, en la que han estado trabajando más de cinco años la Comisión Europea, la Agencia Europea de Medio Ambiente e instituciones científicas de toda la UE, se ha analizado la presencia en sangre y/u orina de 18 de los grupos más problemáticos de químicos en una muestra representativa de la población compuesta de más de 13.000 personas de 28 países europeos.
En este análisis también se ha demostrado que hay una exposición generalizada a ftalatos -unas sustancias tóxicas que pueden ser muy dañinas- en niños y adolescentes, o que todos los jóvenes analizados tienen presencia en sus cuerpos de los inquietantes PFAS (compuestos perfluorados y polifluorados, conocidos como «tóxicos eternos»). Además, en el 92 por ciento de los europeos se han detectado bisfenoles preocupantes como el bisfenol A u otros.
Según el European Enviromental Bureau (EEB), que agrupa a 180 organizaciones ambientales europeas, la exposición generalizada de la población europea a tantas sustancias tóxicas, con frecuencia a concentraciones que ponen en riesgo la salud, es una prueba incuestionable de fracaso de la actual legislación europea de sustancias tóxicas, en concreto de la principal norma sobre el tema: el Reglamento REACH. Por ello el EEB pide su urgente reforma.
Sin embargo, según el director de la iniciativa Hogar sin Tóxicos, Carlos de Prada, que colabora con el EEB en la difusión de la problemática en España, «a pesar de la evidencia de que la actual legislación de la UE sobre contaminantes químicos tiene enormes deficiencias a la hora de proteger la salud de los ciudadanos, en estos momentos Bruselas parece estar echándose atrás en su compromiso de prohibir en tiempo y forma las sustancias más peligrosas».
En 2020 la Comisión Europea anunció su compromiso de prohibir las sustancias tóxicas presentes en productos de uso cotidiano, corrigiendo algunas graves deficiencias del Reglamento REACH. Sin embargo, tal y como se denuncia desde el EEB, las presiones de la industria química (singularmente la industria química alemana) han logrado que la Comisión Europea incumpla seriamente sus promesas formales.
La propuesta de reforma, que debería haber sido presentada en 2022, se ha retrasado hasta el último trimestre de 2023, a la vez que se van debilitando sus ambiciosos objetivos iniciales, por ejemplo, en cuanto al número de sustancias a regular.
Según detalla De Prada, entre las graves deficiencias de la actual normativa REACH que debieran ser corregidas, y que han llevado a la situación comentada de desprotección de la salud, está su «extraordinaria lentitud que ha llevado a que la mayor parte de las decenas de miles de sustancias sintéticas que circulan por la UE estén sin regular adecuadamente».