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Jane Birkin, la mujer que desafió las normas: su lucha por la independencia y la identidad

Jane Birkin, la mujer que desafió las normas: su lucha por la independencia y la identidad

En la vida de Jane Birkin experimentó películas y discos de gran valor, pero por mucho tiempo se tuvo la impresión de que la obra maestra de la cantante fue su vida, una suerte de representación teatral que en parte semejaba una ópera y en parte una manifestación artística contemporánea. Jane Birkin y la espuma de los días del contraculturarse de los 60; Jane Birkin como Bella y Serge como Bestia; Jane Birkin como víctima de un cuento gótico de implicaciones freudianas… Aquellos que investigaran un poco, darían con Diarios, 1957-1982 (Munkey Diaries), los cuadernos confidenciales de Birkin, una especie de hilo conductor que otorgaba significado a esa vida desordenada. Birkin ha fallecido a los 76 años en su residencia de París, un año después de presentar su última producción discográfica. «Desearía que ‘Je t’aime moi non plus’ suene cuando me muera»

Según Birkin, sus diarios revelaban que en el fondo era una persona aburrida. Cualquiera lo diría. En síntesis, Birkin, nacida en una familia burguesa y conservadora en Londres, que deseaba introducirla en las costumbres antiguas. Pero Jane creció alta y atractiva, descubrió la moda, el cine y la vida nocturna, y se convirtió en una parte integral del ambiente bohemio de los años 60 en Londres. Apareció en The Knack y en Blowup, y se casó con el compositor John Barry, quien resultó ser un esposo desastroso. En 1968, recibió una oferta para filmar una película francesa y decidió aceptar el desafío.

Slogan era la cinta, Serge Gainsbourg era su protagonista y el tema principal era, cómo no, la infidelidad. La década de los 70 marcaba la entrada de Europa hacia la liberación sexual, pero Birkin siempre defendió que su encuentro con el cantautor francés fue una emancipación y no una historia de hombres maduros y mujeres bonitas y tontas. Por el contrario, a la Birkin durante su tiempo en Inglaterra le frustraba la falta de consideración del mundo hacia ella. Fue la mirada traviesa, bromista y un tanto teatral de Gainsbourg la que la ayudó a empoderarse.

Muy teatral, o mejor dicho, todo lo que hicieron juntos Gainsbourg y Birkin tenía ese aire de representación: al principio, Jane (madre de una niña recién nacida y recién divorciada) le comentó a su hermana que Gainsbourg le parecía un arrogante esnob. Después, llevaron a cabo el baile de los opuestos que se atraen y llegaron las fotos en la cama, las escenas de celos que luego resultaban ser meras actuaciones, los videos de discoteca, encantadores y a la vez kitsch… ¿No reside el encanto de la misma Je t’aime moi non plus en que parece una parodia de una pareja que escenifica su momento de enamoramiento y deslumbramiento sexual?

Resulta curioso que Birkin siempre contó que al micrófono solo se acercó para alejar a las competidoras que rondaban a Serge: «No tuve una historia de amor con la música, para ser sincera. Entoné con Serge Je t’aime moi non plus, que se hizo muy célebre, porque no quería que nadie más la interpretara, especialmente personas atraídas por Serge. Después, la canción generó cierto escándalo y el encargado de la discográfica nos envió de vuelta a Inglaterra para crear otras 10 canciones para un nuevo disco. Fue sorprendente que tanto el Vaticano como la BBC la censuraran. No nos arrepentimos, al contrario».

Un aspecto a tener en cuenta: Gainsbourg había estado cantando con Brigitte Bardot antes de colaborar en Je t’aime moi non plus junto a Jane Birkin. Se podrían redactar numerosas páginas sobre la distinción entre Bardot y Birkin como prototipos de mujer.

En la próxima década, Birkin ideó la imagen de intérprete de música pop después del 68: ambigua, erotizada, en conversación con Bataille y con los pensadores populares de esa época, rebelde como artista… ¿Acaso no fue Je t’aime moi non plus un precursor de la música disco? Di Doo Dah, su primer álbum lanzado bajo su propio nombre (1973), ya era una afirmación de independencia.

En 1980, Gainsbourg y Birkin terminaron su relación debido a que la vida de Serge cambió de comedia a tragedia y autodestrucción alcohólica. El cuento de hadas se deshizo y Jane decidió protegerse llevándose a su hija francesa, Charlotte Gainsbourg. Aunque ha pasado mucho tiempo desde su separación y la muerte de Gainsbourg, los nombres de Serge y Jane todavía evocan un cuento romántico encantador y divertido del siglo XX.

Birkin continuó su trayectoria en la música. Registró 23 álbumes, incluyendo diversas obras maestras como Arabesque (2002) o Enfants d’Hiver (2008) que abarcaban todos los géneros del pop para adultos: desde la experimentación musical en la música tradicional hasta la canción de autor personal.

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