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sábado, noviembre 23, 2024

65% de los mayores de 60 años tienen olvidos o despistes

Más del 65% de los mayores de 60 años tienen olvidos o despistes con cierta frecuencia, aunque la mayoría no les da importancia

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Más del 60% de los mayores de 60 años han declarado tener olvidos de vez en cuando con pequeñas cosas del día a día, como no saber dónde están algunos objetos como las llaves o la cartera[i]. Esta ha sido una de las conclusiones recogidas en el Estudio Sociológico de Memoria en mayores de 60 años en España desarrollado por Nutricia, la división de nutrición especializada de Danone, que ha contado con la participación de más de 400 personas entre 60 y 75 años de diversas zonas de España (a través de encuestas a pie de calle y telefónicas), con el objetivo de conocer su comportamiento respecto a los problemas de memoria y su grado de conocimiento con respecto al Deterioro Cognitivo Leve. Los despistes y olvidos están presentes en más del 65% de los mayores de 60, aunque la mayoría no les da importancia ya que consideran que es algo normal asociado a su edad.

El estudio revela que:Más de la mitad olvidan en ocasiones los nombres de personas o cosas que conocen.El 46% se sienten apáticos o desganados en ciertas ocasiones.El 40% experimentan cambios de humor.En la franja de los mayores de 75 años, un 30% ha indicado que de vez en cuando se sienten desorientados.Y casi el 25% pueden tener dificultades para seguir el hilo de la conversación o pueden olvidar citas importantes ocasionalmente.

Los despistes suelen ser episodios normales que se dan a lo largo de toda la vida y, con mayor frecuencia, a medida que nos vamos haciendo mayores. En el momento en el que el declive cognitivo está por encima de lo que se considera normal para la edad y el nivel educativo de una persona, los expertos apuntan a que podríamos estar hablando de síntomas más asociados con el Deterioro Cognitivo Leve (DCL).

El DCL se manifiesta con síntomas como: no recordar las fechas con facilidad, presentar menor destreza en las pequeñas tareas cotidianas, olvidar los nombres de personas o cosas conocidas, perder el hilo de las conversaciones o los pensamientos experimentar cambios de comportamiento (se intensifica una sensación de apatía o desgana, los individuos se notan desorientados y hay pérdida de habilidades sociales,…), entre otros.

“Los olvidos o despistes son frecuentes en la población y la gran mayoría corresponden a lo que denominamos quejas subjetivas cognitivas (QSC). Algunas personas presentan problemas de memoria de suficiente entidad como para que sean detectados durante la evaluación médica. Estas alteraciones de memoria, u otros procesos cognitivos, persistentes con una evaluación objetiva que muestra alteración es lo que se denomina DCL. Su importancia radica en que entre un tercio y la mitad de las personas con DCL tendrán una dependencia funcional (necesidad de supervisión y ayuda) en los siguientes 5-7 años” , detalla el Dr. Guillermo García-Ribas, neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

En nuestro país, tres de cada diez personas mayores de 65 años lo presentan[ii]. La diferencia principal entre el DCL y la demencia estriba en el rendimiento funcional del individuo, ya que en el primero no hay deterioro funcional y, si lo hay, es mínimo y no impide la realización de actividades cotidianas i, [iii], mientras que, en el segundo, la demencia, el deterioro funcional es evidente y afecta a la capacidad de desarrollar con normalidad e independencia las actividades de la vida diaria. El DCL puede llegar a evolucionar a demencia con los años, por lo que el diagnóstico precoz y los tratamientos para ralentizar su avance resultan clave de cara a preservar por más tiempo la calidad de vida de estas personas.

La pareja, la familia y el médico de cabecera, figuras referentes con quienes compartir los despistes y olvidos

Los mayores de 60 años, y especialmente aquellos de más de 75, encuentran en su entorno más cercano, la familia (63%) y la pareja (56%), los pilares con quienes comentar sus olvidos. Fuera de su entorno, es el profesional sanitario (48%) la figura de referencia. En concreto, la Atención Primaria es la puerta de entrada a los fallos de memoria: el 42% se lo comentarían a su médico de cabecera, seguido del neurólogo, con quien hablaría un 15% de los encuestados.

Estos primeros síntomas cognitivos suelen quedarse dentro del ámbito familiar y los pacientes no suelen acudir a un profesional sanitario para que pueda sugerir un tratamiento.

“El DCL es un problema de salud al que hay que prestar atención en las consultas de atención primaria. Ante una queja de memoria tenemos que tratar, en primer lugar, de confirmarla, tanto con el paciente como con su entorno, y objetivarla mediante un test cognitivo breve. Con esta información podemos dar unas pautas de prevención a los pacientes, y si sospechamos de DCL, hacer la derivación al neurólogo que completará el diagnóstico” , indica el Dr. Enrique Arrieta, médico miembro del grupo de salud mental de Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

En contraposición, tan solo un 4% ven al farmacéutico como una figura de peso con quien abordar sus olvidos. A este respecto, la Dra. Amparo Bonilla, farmacéutica coordinadora del grupo de abordaje y tratamiento de salud mental de SEFAC, comenta: “el farmacéutico comunitario es el profesional sanitario más accesible para los pacientes, sin cita previa y en cualquier momento. Los mayores de 60 suelen ser pacientes crónicos que acuden a la farmacia comunitaria todos los meses a por su medicación y confían en el farmacéutico para consultar sus dudas o problemas de salud. Sin embargo, es necesario crear conciencia social de que los pequeños olvidos pueden no ser simples pérdidas de memoria y que el tratamiento precoz de estos síntomas puede prevenir el progreso de la enfermedad hacia estadios más severos”.

Ganar tiempo en el avance del DCL

Según el estudio, los ejercicios de memoria (80%) y la vida activa y ejercicio físico (63%) son las medidas más conocidas para frenar la evolución de estos olvidos. El 37% de los encuestados ven la alimentación como una vía para frenar su evolución y el 26% tienen en cuenta la suplementación nutricional.

En la actualidad, existen alimentos para usos médicos especiales (AUMES) como Souvenaid®, el único con Fortasyn® Connect, que contiene una combinación de nutrientes de eficacia probada en el manejo de pacientes con deterioro cognitivo leve. Esta solución (producto listo para beber) cuenta con más de 20 años de evidencia científica y es la opción no farmacológica mejor valorada por los neurólogos [iv].

Los expertos exponen que reconocer el DCL de forma precoz es clave, ya que en algunos casos se puede tratar para que progrese más lentamente y permitirá incluir medidas preventivas y terapéuticas, así como planificar los cuidados para cada paciente [v]. Son muchos los pacientes que no son conscientes que existen soluciones terapéuticas y no terapéuticas para las primeras fases del DCL.

“En Nutricia contamos con más de 125 años comprometidos desde la ciencia y la investigación con la salud de los pacientes. En este sentido, queremos tener un papel activo en la detección temprana del DCL, para ayudarles tanto a ellos, como a sus familiares a ganar tiempo ante la progresión del DCL hacia una futura demencia. Es fundamental ayudar a mantener el máximo tiempo posible la calidad de vida de estas personas. Para ello, trabajamos día a día con soluciones e iniciativas, como la web www.souvenaid.es, en la que se incluyen ejercicios cognitivos, consejos nutricionales, un test de prevención en DCL, todo ello para dar soporte y acompañar a estos pacientes en el proceso de ralentizar el avance del DCL” , explica Gonzalo Zárate, director médico de Nutricia.

Para el Dr. Arrieta, “el uso de AUMES es algo fácil de aceptar por parte de los pacientes, y el hecho de ser un suplemento alimenticio reduce mucho la posibilidad de efectos secundarios. Cabe destacar que se han encontrado beneficios con Fortasyn Conect sobre el funcionamiento cognitivo de los pacientes, sobre la funcionalidad (mantenimiento de la autonomía) y también sobre los síntomas afectivos y conductuales que con frecuencia acompañan al deterioro cognitivo. Poner en práctica las medidas recomendadas (suplementos alimenticios, dieta, ejercicio físico y estimulación cognitiva) puede ralentizar el deterioro, que la demencia llegue más tarde, y que los pacientes y sus familiares cuenten con más años de una buena calidad de vida”.

Enviado por José Antonio Sierra

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