Me pone de los nervios, menos cuando el que me induce es un político. Obvio que, en campaña electoral, todos vienen a pedirte su voto. Pero, ¿y esos compañeros de trabajo, vecinos, amigos de cañas y demás animalitos de Dios que te dicen que tienes que votar lo mismo que ellos? ¿Qué es, que tienen la verdad absoluta? Me revienta. Yo no tengo ideales políticos especialmente definidos. Yo pienso por mi mismo. Eso me hará votar a varios partidos en las próximas elecciones. Y más, porque comparto amistad con muchos de los candidatos a los que veo válidos para desempeñar funciones para la ciudadanía.
Pero hablemos de esos, de los que te intentan inducir el voto. ¿qué quieren conseguir? Oiga, yo no le digo a usted que piense como yo. Creo que es lo bueno del carácter democrático. Cada uno con su forma de pensar y se harán las cosas con las formas de la que salga por mayoría y los demás tendremos que adaptarnos. O se harán a nuestra manera y se adaptarán los demás. Tolerancia y respeto a la decisión del pueblo. Pues no. El otro día en una red social de juegos en la que entro de pascuas a ramos a relajar mi cabeza, una chica me pedía que votara una opción política. Yo, que todavía no tengo claro lo que votaré le decía que no tenía que imponerme criterio y empezó a decirme todas las cosas que el Gobierno de mi región estaba haciendo mal. Bloqueada, por supuesto. Tuviera o no la tuviera la razón, no voy a juzgar, nunca, nunca, nunca permitiré que me digan como tengo que pensar. Ni siquiera los políticos.
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