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martes, diciembre 24, 2024

La esperanza del mañana

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Se viene hablando hace tiempo que los hombres que, se exponen al contacto con un ordenador portátil y conectado a Internet con la tecnología wifi, son proclives a movimientos celulares que disminuyen la creación de espermatozoides y aumenta la fragmentación del ADN espermático. ¡Qué Dios nos coja confesados!

 No olvidemos que cuando se celebra la boda entre un espermatozoide (masculino) y un óvulo (femenino), y en ese mismo instante, este último queda fecundado. Se instala en la pared matriz, con cuidado y prontitud, para transformase automáticamente en un niño o una niña. ¡Ya hay vida, ya hay libertad! La esperanza del mañana…

Así, y en principios del siglo XXl, las hijas de Eva van acaparando las carreras de humanidades y muchas más, en la confusión que se caracteriza por la venida de la noche oscura y fría que las infravalora y la llegada del amanecer que les espera. Más espermatozoides y menos ordenadores-que construyeron los hombres con sus correspondientes chips-, han de fabricar los hombres, para que las mujeres sientan la atracción sexual necesaria y procreen los niños de la esperanza?

La vi sólo unos instantes, sola, sobre la quieta nieve emanando dulzura, quietud, belleza, eternidad. Desnuda estaba decúbito prono, pero enseñando nada en su desnudo cuerpo. Escuche voces, divinas palabras. Su cuerpo emanaba olor puro rosas, no concupiscencia; allí donde los ojos admiraban sin clavar dardos venenosos, allí donde pensamientos se sumaban en el olvido, allí donde el hombre contemplaba en ella a su Dios Creador.

Y es que los ordenadores, que engendraron los hombres, con sus respectivos microchips- cierto es que éstos han favorecido las relaciones entre el mundo entero mediante Internet – cuando, en realidad, nuestros varones deberían engendrar muchos más espermatozoides, que son las fuentes de vidas que todos esperamos que vengan, mejor antes que después.

Se viene hablando hace tiempo que los hombres que, se exponen al contacto con un ordenador portátil y conectado a Internet con la tecnología wifi, son proclives a movimientos celulares que disminuyen la creación de espermatozoides y aumenta la fragmentación del ADN espermático. ¡Qué Dios nos coja confesados!

Aquella noche Jorge la había pasado mal, realmente mal. Rodeado de sueños entrecortados, ensueños pasajeros, quizá alucinaciones .Y él me contaba, con palabras entrecortadas, silenciosas, como si tuviera en su cuerpo los mil demonios que todos llevamos dentro y tratamos de dominar. Y así exclamó: La vi sólo unos instantes, sola, sobre la quieta nieve emanando dulzura, quietud, belleza, eternidad. Desnuda estaba decúbito prono, pero enseñando nada en su desnudo cuerpo. Escuche voces, divinas palabras. Su cuerpo emanaba olor puro rosas, no concupiscencia; allí donde los ojos admiraban sin clavar dardos venenosos, allí donde pensamientos se sumaban en el olvido, allí donde el hombre contemplaba en ella a su Dios Creador. Le dije a Jorge que no se preocupara porque soñar, lo que se dice soñar, soñamos todos. Y escucho mis palabras como si viniesen del propio Dios Creador. Éramos amigos de los de siempre.

Echemos mano de las estadísticas. Nadie sabe por qué los hombres están tan ocupados en tomar decisiones políticas (y se equivocan tantas veces), en buscar y preparar economías ya trasnochadas, en encontrar planetas desconocidos. Uno entiende, aunque puede que me equivoque, que deberían cuidar más sus espermatozoides para las hijas de Eva. Estas últimas son seres agradecidos, pasionales y muy receptivas y, al mismo tiempo, sensibles a cualquier caricia deseada y consentida. Hagamos memoria: ni un

hombre para cien mujeres ni una mujer para cien hombres; un hombre para cada mujer y cada mujer para un hombre. Ambos son perfectamente compatibles y complementarios. Hablemos claro: existe cualquier mujer, que se levanta temprano todos los días, que después de hacer las tareas caseras se va al mercado, y que después de comer se sienta un rato a visionar cualquier programa de televisión. Más tarde prepara la cena y acuesta a los niños/niñas, y, por si fuera poco, practica una vida sexual sana con su esposo. Son y existen en este mundo en el que vivimos: son las llamadas «mujeres banderas», que saben y desean dar amistad, amor, lealtad… a un hombre, a una idea; tienen honor personal. ¡Faltaría más ¡

Así pues, nuestras féminas son más consecuentes y valerosas que nosotros mismos (su esperanza de vida está calculada sobre los ochenta y cinco años, y nosotros nos tenemos que contentar con llagar hasta los setenta y cinco años. Según las estadísticas que se publican al respecto). Ya no se trata de que ellas tengan más tiempo libre- que no lo tienen, sino que sienten mucha más curiosidad por el mundo exterior. Ellas, que son el fuego de la pasión, están en posesión de mayor información global, dado que visionan (por ver) más televisión, más cine, más Internet, más idiomas, y leen más libros, aunque éstos sean costosos.

Hablad, hablad con los libreros-dueños de las librerías-, y preguntadles: ¿Quién lee más libros en la actualidad. La respuesta no se hace esperar: Las mujeres y los jóvenes. Y hemos de entender fehacientemente, porque la experiencia así nos lo ha enseñado, que siempre los libros han sido y son los mejores amigos del hombre/mujer, y que ellos (los libros) son fuente de vida y conocimientos necesarios para transmitirlos a nuestros semejantes. Así es (si así os parece), que es el título de una obra teatral: Luigi Pirandello.

Si hacemos memoria, y la vamos a hacer, las mujeres están mejor preparadas para los sufrimientos ajenos y resisten las enfermedades propias con mayor entereza: cuidan perfectamente de los enfermos, se crecen ante las adversidades, traen niños/niñas a este mundo de Dios-el Dios de todas las religiones-, saben ser responsables, y qué voy a decir de las féminas… ¡Cualquiera sabe! Ya veremos más adelante. En el mundo de los sentimientos, ellas, las mujeres son las primeras y mejores protagonistas para conllevarlos. Cuando aman lo hacen desde los más profundo de sus entrañas. Entrega y pasión: armas fundamentales para practicar El Arte de amar…

Y es que no podemos olvidar la fuerza de voluntad que desarrollan las mujeres en esta santa vida (mundo), al desarrollar cualquier trabajo o función, unido todo esto al sexto sentido de la intuición femenina, que tan buenos resultados les ha dado y les está dando. Así son ellas, si así os parece.

Y es que el/la hombre/mujer son sociables por naturaleza, y nos damos cuenta perfectamente que, los aparatos tecnológicos del día a día, están cambiando de formas y maneras drásticas nuestros comportamientos personales para con los demás: soledad y más soledad en el interior de nuestros humanos corazones.

Hay un techo de cristal -en nuestra social actual y mundial-, en el que la mayoría de puestos jerárquicos importantes, permanecen desempeñados por los hombres, pero en cambio los trabajos menos cualificados los desempeñan las mujeres. Las hijas de Eva fabricaron el mundo con sus vientres fértiles y pechos generosos, de donde emanaron todas las fuentes de leche generosa, y en ellas todos los humanos mamamos para el bien y para el mal. Y esto es difícil de discutir en una amigable tertulia, entiende uno.

La sociedad que nos ha tocado vivir (¿esa maravillosa democracia española, qué nos habla del estado de bienestar para todos, qué nos habla de la igualdad de oportunidades, qué nos habla de viviendas asequibles para nuestra juventud?), ha roto aguas por los cuatro costados, y ha relegado a las personas longevas, única y exclusivamente, para que emitan su voto cada cuatro años. A lo sumo han construido pocas residencias -jaulas de soledad- donde podemos ir a morir, y, desde luego, ser olvidados por propios y extraños. Eso sí, para morir con tranquilidad, llevando sobre nuestras espaldas sacos pesados con tierras cargadas de olvidos, penas y sinsabores.

Volver a enamorarnos-nuestros corazones perezosos por el paso del tiempo, que son el sol de nuestras vidas ya marchitas-, ya que, indudablemente, los mayores también somos seres humanos que poseemos nuestros corazoncitos -que siguen latiendo con lentitud-, pero caminamos despacio, hablamos despacio, comemos despacio… Debemos pasar «Del rosa al amarillo» ,esto es, de la vitalidad y pasión amorosa juvenil a un status de personas maduras: vida afectiva, segunda actividad, fomento de la cultura, hacer lo que nunca pudimos llevara la práctica… ¡Ah!, se me olvidaba (¿no lo adivináis?), y continuar nuestras vida sexual, un tanto limitada, y quien diga lo contrario miente como un cosaco (pido disculpas a los cosacos), pero relegada al quinto lugar según el orden expuesto de lo que piensa un semejante vuestro, que puede estar equivocado.

La Coruña, 2 de enero de 2023

© Mariano Cabrero Bárcena es escritor

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