Más del 50% de los lagos más grandes del mundo han perdido agua en las tres últimas décadas debido al calentamiento del clima, el consumo humano insostenible y la sedimentación.
Esa es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de instituciones de Arabia Saudí, Estados Unidos y Francia, y publicado este jueves en la revista ‘Science’.
«Esta es la primera evaluación integral de las tendencias y los impulsores de la variabilidad del almacenamiento de agua de los lagos a nivel mundial basada en una serie de satélites y modelos», según Fangfang Yao, de la Universidad de Virginia (Estados Unidos).
Yao impulsó esa investigación por las crisis ambientales en algunos de los cuerpos de agua más grandes de la Tierra, como el mar de Aral (entre Kazajistán y Uzbekistán).
Él y sus colegas de las universidades de Colorado en Boulder y Estatal de Kansas (Estados Unidos), así como de Francia y Arabia Saudí, crearon una técnica para medir los cambios en los niveles de agua en casi 2.000 de los lagos y embalses más grandes del mundo, que representan el 95% del almacenamiento total de agua de lago en la Tierra.
El equipo combinó tres décadas de observaciones de una serie de satélites con modelos para cuantificar y atribuir tendencias en el almacenamiento de lagos en el mundo.
Los lagos y los embalses almacenan el 87% del agua dulce del planeta, lo que los convierte en un recurso valioso para los ecosistemas humanos y terrestres. A diferencia de los ríos, los lagos no están bien analizados, pero proporcionan agua para una gran parte de la humanidad, incluso más que los ríos.
A pesar de su valor, las tendencias a largo plazo y los cambios en los niveles del agua se desconocían en gran medida hasta ahora.
«Tenemos información bastante buena sobre lagos icónicos como el mar Caspio, el mar de Aral y el mar de Salton, pero para escala global se necesitan estimaciones confiables de los niveles y el volumen de los lagos», apunta Balaji Rajagopalan, del Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (Cieres) y profesor de ingeniería en la Universidad de Colorado en Boulder.
CERCA DE 250.000 FOTOGRAFÍAS
Los autores utilizaron cerca de 250.000 instantáneas de áreas lacustres capturadas por satélites entre 1992 y 2020 con el fin de estudiar el entorno de 1.972 de los lagos más grandes de la Tierra.
Recogieron niveles de agua de nueve altímetros satelitales y usaron niveles de agua a largo plazo para reducir cualquier incertidumbre.
Para los lagos sin un registro de nivel a largo plazo, utilizaron mediciones de agua recientes realizadas por instrumentos más nuevos en satélites.
La combinación de mediciones de nivel recientes con mediciones de área a más largo plazo permitió a los científicos reconstruir el volumen de los lagos que se remontan a décadas.
Los resultados indican que el 53% de los lagos más grandes del mundo experimentaron una disminución en el almacenamiento de agua.
Para explicar las tendencias en los lagos naturales, el equipo aprovechó los avances recientes en el uso del agua y la modelización climática. El cambio climático y el consumo humano de agua dominaron la disminución neta global del volumen de los lagos naturales y las pérdidas de agua en unos 100 lagos grandes, según Yao.
Este investigador indica que “muchas de las huellas humanas y del cambio climático en las pérdidas de agua de los lagos se desconocían anteriormente, como la desecación del lago Good-e-Zareh en Afganistán, y el lago Mar Chiquita, en Argentina”.
Además, Yao y sus colegas también evaluaron las tendencias de almacenamiento de agua embalsada y descubrieron que casi dos tercios de los grandes embalses de la Tierra experimentaron pérdidas significativas de agua.
«La sedimentación dominó la disminución del almacenamiento global en los embalses existentes», recalca Ben Livneh, miembro de Cires y profesor asociado de ingeniería en la Universidad de Colorado en Boulder.
UNOS 2.000 MILLONES DE PERSONAS
Aunque la mayoría de los lagos del mundo se están reduciendo, un 24% experimentó aumentos significativos en el almacenamiento de agua. Estos tienden a estar en áreas despobladas en el interior de la meseta tibetana y las grandes llanuras del norte de América del Norte, y en áreas con nuevos embalses, como las cuencas de los ríos Yangtze, Mekong y Nilo.
Los autores creen que aproximadamente una cuarta parte de la población mundial (unos 2.000 millones de personas) reside en la cuenca de un lago que se está secando, lo que indica una necesidad urgente de incorporar el consumo humano, el cambio climático y los impactos de la sedimentación en la gestión sostenible de los recursos hídricos.
Esto sucedió en el lago Sevan (Armenia), que ha incrementado el almacenamiento de agua en los últimos 20 años por la aplicación de las leyes de conservación sobre la extracción de agua desde principios de la década de 2000.
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