Los mamuts lanudos desarrollaron orejas más pequeñas y abrigos más lanosos durante los 700.000 años que deambularon por las estepas siberianas.
Esa es la conclusión de un estudio realizado por 17 investigadores pertenecientes a instituciones de Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Rusia o Suecia, y publicado este viernes en la revista ‘Current Biology’.
Los investigadores compararon los genomas de los mamuts lanudos con los de los elefantes modernos para averiguar qué hacía que los mamuts lanudos fueran únicos, tanto como individuos como como especie.
Según los autores, muchas de las características distintivas del mamut lanudo, incluidos sus abrigos lanudos y grandes depósitos de grasa, ya estaban codificadas genéticamente en los primeros individuos, pero estos y otros rasgos se definieron más durante los más de 700.000 años de existencia de la especie. También identificaron un gen con varias mutaciones que pueden haber sido responsables de las minúsculas orejas del mamut lanudo.
“Queríamos saber qué hace que un mamut sea un mamut lanudo”, indica el paleogenético David Díez del Molino, del Centro de Paleogenética de Estocolmo, antes de añadir: “Los mamuts lanudos tienen algunos rasgos morfológicos muy característicos, como su pelaje espeso y orejas pequeñas, que obviamente esperas según el aspecto de los especímenes congelados, pero también hay muchas otras adaptaciones, como el metabolismo de las grasas y la percepción del frío, que no son tan evidentes porque están a nivel molecular”.
GENES DE 23 MAMUTS
Para identificar genes que estaban «altamente evolucionados» en mamuts lanudos, lo que significa que habían acumulado una gran cantidad de mutaciones, el equipo comparó los genomas de 23 mamuts lanudos siberianos con 28 genomas de elefantes asiáticos y africanos modernos.
Veintidós de estos mamuts lanudos eran relativamente modernos y habían vivido en los últimos 100.000 años, y 16 de los genomas no habían sido secuenciados previamente. El genoma del 23º pertenecía a uno de los mamuts lanudos más antiguos conocidos (‘Chukochya’), que vivió hace unos 700.000 años.
«Tener el genoma de ‘Chukochya’ nos permitió identificar una serie de genes que evolucionaron durante la vida del mamut lanudo como especie», indica Love Dalén, profesor de genómica evolutiva en el Centro de Paleogenética de Estocolmo, quien agrega: «Esto nos permite estudiar la evolución en tiempo real, y podemos decir que estas mutaciones específicas son exclusivas de los mamuts lanudos y no existían en sus antepasados».
No es sorprendente que muchos genes que fueron adaptativos para los mamuts lanudos estén relacionados con vivir en ambientes fríos. Algunos de estos genes son compartidos por mamíferos árticos modernos no relacionados.
“Encontramos algunos genes muy evolucionados relacionados con el metabolismo y almacenamiento de grasas que también se encuentran en otras especies del Ártico, como renos y osos polares, lo que significa que probablemente haya una evolución convergente para estos genes en mamíferos adaptados al frío”, recalca Díez del Molino.
Si bien estudios anteriores han analizado los genomas de uno o dos mamuts lanudos, esta es la primera comparación de una gran cantidad de genomas de mamuts. Este gran tamaño de muestra permitió al equipo identificar genes que eran comunes entre todos los mamuts lanudos y, por lo tanto, probablemente adaptativos, a diferencia de las mutaciones genéticas que podrían haber estado presentes solo en un solo individuo.
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