- “Nosotros también existimos y follamos”, la reivindicación de Telmo Irureta que triunfa en los Goya
- Desea que el cine sea como «una macedonia de fruta» porque “la diferencia es enriquecedora”
La 37ª edición de los Premios Goya fue la noche del cine español y de la discapacidad. El actor guipuzcoano con parálisis cerebral Telmo Irureta se llevó el pasado sábado el Goya al mejor actor revelación por su trabajo interpretativo en la película ‘La Consagración de la primavera’ de Fernando Franco. Una historia que aborda el derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad y un ejemplo de cine inclusivo.
El intérprete vasco, que acaba de cumplir 34 años y es diplomado en Magisterio y licenciado en Pedagogía, se ha despertado este domingo con un premio Goya sobre la mesa de la habitación de su hotel en Sevilla y con cierto cansancio, confiesa en una entrevista a Servimedia. “Vamos a hablar bajito que tengo a Goya a mi lado y yo creo que duerme porque está muy calladito”, bromea.
La de ayer fue una noche de emociones, nervios y contención sobre el escenario. Por eso, cuando se encontró con su gran amiga la actriz Miren Ibarguren le confesó con angustia: “Tengo que llorar, tengo que llorar”. Y no era para menos. Irureta logró llevarse el galardón frente a rivales como Jordi Pujol Dolcet y Albert Bosch, ambos nominados por ’Alcarrás’, Mikel Bustamante por ’Cinco lobitos’ y Christian Checa, por la película ‘En los márgenes’.
LA CONSAGRACIÓN DE TELMO
Anoche la Academia de Cine premió la calidad interpretativa de este joven por su trabajo en ‘La Consagración de la Primavera’ donde encarna a David, un joven con parálisis cerebral que, por casualidad, conoce a Laura, una estudiante recién llegada a Madrid, con la que entabla una relación íntima que les transforma a ambos.
El actor de Zumaia, con su profesionalidad y simpatía, “se comió” a los ‘Cinco lobitos’; hizo mermelada de melocotón con ‘Alcarrás’, un drama generacional ambientado en la última cosecha de melocotones del pueblo, y dejó precisamente en ‘Los márgenes’ a la ópera prima como director de Juan Diego Botto. Fue definitivamente, ‘La Consagración de Telmo’.
El joven subió con su silla de ruedas a través de una pasarela, que tuvo que ser instalada días antes y que supuso la eliminación de varias filas de butacas. Muy emocionado, Irureta recibió ‘el cabezón’ de manos de su tía, la veterana actriz Elena Irureta y el actor Tamar Novas. «Estoy muy contento, algo bloqueado», confesó. “La verdad es que lo llevaba todo muy preparado, pero luego me puse nervioso e improvisé algunas palabras”.
En su discurso también quiso dar las gracias a David, su personaje en la película, porque “es un guiño al derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad”. Este momento desató los aplausos entre los asistentes a la gala que alcanzó su punto álgido de emoción y empatía cuando Telmo exclamó con contundencia: “Nosotros también existimos y también follamos».
Asegura que esta frase “sí que no la iba a dejar pasar” porque tenía que aprovechar ‘el momento’. Es la constatación de una realidad de la que poco o casi nada se habla, o mejor dicho, se hablaba porque desde el discurso del actor anoche en la ceremonia de entrega de los premios de la Academia se ha convertido en una de las frases más repetidas en las redes sociales, en las cabeceras de los periódicos y puede que acabe serigrafiada sobre alguna que otra camiseta.
Telmo acabó su intervención reivindicando “un cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo» porque como asegura “nos han dicho lo que supuestamente es bonito y yo quiero ver cuerpos deformados y torcidos, se ven muy pocos”. Además, añadió “me gusta que este mundillo del cine sea como una macedonia de fruta, con mucha mezcla de colores porque la diferencia es enriquecedora”.
No corrieron igual suerte el resto de las obras nominadas que giraban en torno a la discapacidad. No se llevaron un galardón, pero como contaba Irureta en declaraciones a Servimedia antes de ser laureado: “Sólo con estar nominado y que se nos vea eso ya es un premio».
Sigue nuestras noticias