Como ya pasó en EEUU con el asalto al Capitolio, ha vuelto a pasar, pero esta vez en Brasil. Los seguidores de Bolsonaro han invadido el Congreso y están destrozando lo que se encuentran a su paso.
Miles de seguidores del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro han roto el cordón de seguridad y han invadido el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto reclamando una intervención militar para derrocar a Lula da Silva
Brasil vive este domingo escenas que recuerdan a lo que ocurrió hace dos años en el Capitolio estadounidense. Cientos de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro han asaltado las sedes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de Brasil reclamando una intervención militar para derrocar a Lula da Silva, investido presidente del país el pasado 1 de enero tras ganar las elecciones del pasado octubre.
Los bolsonaristas ha superado la barrera policial que protegía el Congreso y algunos de los manifestantes han conseguido acceder a su interior. Los extremistas, en su mayoría con camisetas amarillas y verdes y banderas de Brasil, también atacaron algunos vehículos de la Policía Legislativa, que brinda seguridad al Congreso, según informa la agencia EFE. Algunos se enfrentaron a los agentes con palos.
Además de al Congreso, numerosos bolsonaristas también han accedido al Supremo Tribunal Federal, que se encuentra en los alrededores de la llamada plaza de los Tres Poderes al igual que el Congreso. Según informa el diario brasileño O Globo, el Palacio del Planalto, donde está la oficina del presidente, ha sido también asaltado. Este igualmente se encuentra cerca de la plaza.
Reacciones oficiales
El ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, ha asegurado en su perfil de Twitter que «este absurdo intento de imponer la voluntad por la fuerza no prevalecerá. El Gobierno del Distrito Federal asegura que habrá refuerzos. Y las fuerzas a nuestra disposición están trabajando». Por su parte, el presidente del Congreso, Rodrigo Pacheco, ha mostrado su «repudio» hacia estos «actos antidemocráticos, que deben someterse urgentemente al rigor de la ley».
Desde varios países de América Latina han mandado mensajes condenando lo ocurrido. En Colombia, el presidente Gustavo Petro ha denunciado que «las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia». Gabril Boric, presidente de Chile, ha tachado de «impresentable» el ataque a los poderes del Estado brasileño por parte de los bolsonaristas. Y el presidente argentino, Alberto Fernández, ha señalado que «la democracia es el único sistema político que garantiza libertades y nos obliga a respetar el veredicto popular».
En España, el presidente Pedro Sánchez y las vicepresidentas Yolanda Díaz y Teresa Ribera han transmitido su apoyo al presidente Lula da Silva. «Condenamos rotundamente el asalto al Congreso de Brasil y hacemos un llamamiento al inmediato retorno a la normalidad democrática», ha tuiteado Sánchez. El Ministerio de Asuntos Exteriores, por su parte, ha expresado el rechazo del Gobierno de España «a cualquier iniciativa o actitud que ponga en cuestión el proceso democrático brasileño por parte de sectores que no quieren aceptar los resultados emanados de la voluntad del pueblo de Brasil».
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