Todavía hoy, las
denominadas “aguas negras”, es decir la falta de infraestructura de saneamiento de aguas residuales seguro, constituye uno de los principales problemas de nuestro planeta. Con la quinta parte de la población mundial sin acceso a estos servicios, unos 1.700 millones de personas se ven expuestas a la contracción de enfermedades que, en algunos casos, pueden ser mortales. La
Fundación We Are Water, impulsada por
Roca Group en 2010, trabaja para combatir esta situación y ya ha ayudado a más de un millón de personas en el mundo.
Uno de los principales escollos que se encuentran a la hora de desarrollar estas infraestructuras, es que el alcantarillado
no llega a todos los núcleos poblacionales. En muchas partes del mundo, la población crece más rápidamente de lo que las autoridades e instituciones pueden asumir, por lo que, o bien por falta de tiempo o de recursos, no se llegan a proyectar la conexión por desagües. Esto sucede, sobre todo, en las zonas más marginales del planeta.
¿Qué es el saneamiento descentralizado?
Para hacer frente a esta problemática, una solución que además juega en favor de la economía circular y la autogestión, es la d
el “saneamiento descentralizado”. Estas alternativas, desvinculadas de las redes de alcantarillado y de la depuración centralizada, permiten a las comunidades más desfavorecidas obtener las mismas condiciones de salud y dignidad. Se trata de una opción valiosa para zonas en las que no es viable una red de alcantarillado, ni estaciones de depuración centralizadas.
Se puede definir el saneamiento descentralizado como la recolección segura de aguas residuales de determinados edificios o zonas poco extensas para un tratamiento controlado in situ, que permite recuperar los residuos de forma salubre para las personas y el medio ambiente, e incluso permite la reutilización del agua. Es lo contrario al
“saneamiento centralizado”, en el que se recoge el agua residual de amplias áreas de servicio municipales o regionales, y se transporta mediante una red de alcantarillas a grandes estaciones depuradoras,
llamadas EDAR, para devolverla al medio de forma segura.
Los sistemas descentralizados se pueden diseñar, además, a medida de las características socioeconómicas y climáticas de las zonas necesitadas; se plantean como una opción práctica y muy efectiva
para que la población de este tipo de zonas acceda al saneamiento.
Más allá de la sanidad: hacia la economía circular participativa
Los sistemas descentralizados permiten desarrollar e implementar nuevas tecnologías de bajo coste, y desarrollar los beneficios de la economía circular: los residuos adquieren valor y todo el sistema impulsa la participación de otros sectores locales, como el agrícola con los
fertilizantes, o el biogás para la energía y el transporte.
También son un elemento de cohesión comunitaria y de empoderamiento, al facilitar la participación y fomentar la autogestión y la transmisión del conocimiento. Son un eslabón necesario para que el saneamiento sostenible llegue a todos.
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