Cuando una periodista le preguntó al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, sobre los cientos de civiles que murieron en el marco de la guerra rusa en Ucrania, respondió: “ No justifico ninguna acción que provoque la muerte de civiles, pero no fuimos nosotros quienes inventamos estos daños colaterales. Lo inventaron nuestros socios occidentales con sus aventuras en Irak, en Libia, etc…”
Esta trágica escena, en la que el Ministro de Asuntos Exteriores ruso justifica la matanza de civiles por no ser el primero en hacerlo, ya que Occidente le ha precedido en otras regiones del mundo como Irak, nos produce a los árabes una gran decepción, especialmente a la generación que represento, que siempre ha mirado a Occidente con admiración por lo que representa, valores y principios que siempre se aplican sin importar las circunstancias y los intereses, lo que hizo que muchos de mi generación prefirieran la vida en Occidente a la vida en los países árabes ricos, incluso siendo estos países más rentables para trabajar. Lo que nos hizo preguntarnos, un poco confundidos: ¿Occidente perdió sus valores?, o ¿nuestra visión de occidente fue errónea desde el principio?
La exposición realizada en los párrafos anteriores, es lo que me ha impulsado a escribir este artículo en el nombre de mi generación y amigos que, en algún momento, hemos compartido los mismos sentimientos respecto a Occidente. Lamentablemente, al día de hoy todos tenemos los mismos sentimientos de frustración y decepción. Sobre todo porque esta escena no es la única, sino es una entre muchas, por lo que trataré de mencionar algunas de ellas en este artículo.
Recuerdo que en uno de mis primeros viajes a España me invitaron a asistir a un espectáculo de toros en Granada, y era mi primera vez, y la escena parecía sangrienta desde el principio, el toro sangraba todo el tiempo, y la escena terminaba cortándole los cuernos o la cola. Recuerdo los gritos pidiendo la protección del animal y la preservación de sus derechos, y la escena parecía contradictoria por completo a esos gritos. Estas prácticas no se limitan a las corridas de toros, es solo un ejemplo ya que se dan acciones similares que tienen lugar en fiestas como Correbous y Toro de la Vega.
Con respecto a los derechos de los niños, siempre escuchamos en Occidente que la cara del niño no debe mostrarse en las imágenes, y todos intentan tener esto en cuenta, pero solo con respecto a los niños occidentales. ¿Se observa el mismo comportamiento con las imágenes de niños de otros países? ¿No son los derechos del niño occidental los mismos que los derechos de otros niños del mundo?
La mayoría de los países occidentales cooperan con países de los que obtiene una gran migración y están dispuestos a tratar a estos emigrantes dentro de sus fronteras respetando los derechos humanos pero fuera de sus fronteras financian la prevención de su migración de forma inhumana. Y la cooperación con los países exportadores de emigrantes, en su mayoría represores, no se limita sólo a este tema, sino que va más allá para lograr un beneficio económico, independientemente de las críticas que esos países persigan en materia de derechos humanos. Y la cooperación de seguridad con ellos puede llegar a torturar a personas en su nombre fuera de las fronteras de Occidente, parece que lo que importa es el lugar y no el acto, y la famosa cárcel de Guantánamo es un claro ejemplo de su doble rasero dentro y fuera de las fronteras de Occidente.
Un país como España, por ejemplo, es uno de los mayores exportadores de armas del mundo ¿A España le importa cuando vende armas a sus clientes, cómo y con quién se va a utilizar esa arma? ¿O es que lo que importa es lograr sólo la ganancia y nada más? Un país como Suiza que es uno de los más famosos en el que se encuentran la mayoría de las instituciones solidarias, como Cruz Roja, que ayudan a los más necesitados y al mismo tiempo es el paraíso fiscal más famoso por amparar los secretos bancarios de cuentas de dudosa reputación.
Las víctimas de las guerras y del terrorismo están mucho más en Oriente que en Occidente, pero cuando las víctimas están en el Occidente ¿el dolor es mucho mayor que si estuvieran en el Oriente?, ¿existe la diferencia entre los humanos? ¿No somos todos los humanos iguales?
La causa palestina es un último ejemplo de doble rasero en el que Estados Unidos se encuentra en un bando frente al resto de países que forman la comunidad internacional por temas puramente económicos y políticos sin importarles los valores, cómo lograr la justicia o reparar la injusticia. Y esta posición sesgada ha sido claramente visible con el reciente asesinato de la reportera de Aljazeera, Shireen Abu Akleh, que fue asesinada por el ejército Israelí mientras informaba desde el Campamento de Refugiados de Yenín.
Todos los días vivimos ejemplos que nos escandalizan y que hace que nos preguntemos de nuevo: ¿Occidente todavía quiere darnos un modelo?, o ¿está estableciendo un principio utilitarista que hace del interés un objetivo ante el cual caen valores y principios.
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