El próximo miércoles, 31 de agosto, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar será protagonista de uno de los principales eventos deportivos de este verano en nuestro país: la llegada de la 11° etapa de la 77 edición de La Vuelta Ciclista a España; que finalizará junto a la emblemática iglesia de la barriada almeriense de Las Salinas de Cabo de Gata.
Final que seguramente propusieron el Ayuntamiento de Almería y la Diputación Provincial para publicitar el destino turístico «Costa de Almería», cuyo Parque Natural y sus icónicas salinas pobladas de miles de aves acuáticas, constituían hasta hace bien poco una de las imágenes más representativas de la biodiversidad ornitológica, o los espacios naturales casi vírgenes que todos los años atraen a miles de turistas nacionales y extranjeros deseosos de vivir la experiencia de disfrutar de un paisaje, unas playas y unos ecosistemas únicos, como ha reconocido la UNESCO declarando este parque terrestre y marino como Reserva de la Biodiversidad, o la Unión Europea al considerar al humedal de Las Salinas de Cabo de Gata como Zona de Especial Conservación de la Red Europea Natura 2000 y de Especial Importancia para el Mediterráneo.
Pues bien, a pesar de estas y otras 9 figuras de protección autonómicas, nacionales, europeas o internacionales; lo cierto es que el próximo miércoles los miles de almerienses y visitantes que se darán cita en las cunetas de la carretera y los millones de telespectadores que seguirán el final de esta etapa a través de la televisión, no podrán contemplar la belleza y majestuosidad del humedal de las Salinas; ya que desde principios de junio sus charcas carecen de agua y como consecuencia de ello todas las aves que habitualmente viven en ellas todo el año, y las miles que recalan para descansar en sus viajes migratorios intercontinentales, han tenido que abandonarlas para buscar otros humedales en el sureste español que les ofrezcan las condiciones para poder subsistir.
Y aunque las circunstancias que han originado este desastre medioambiental sean de tipo natural (las fuertes lluvias de esta primavera que hundieron diferentes tramos del canal de alimentación de las salinas), la falta de mantenimiento de las infraestructuras salineras por parte de la empresa concesionaria de la extracción de sal (la multinacional francesa Salims), unida a la dejación e incumplimiento de sus obligaciones por parte de la Delegación Territorial de Sostenibilidad y su Consejería correspondiente; son las responsables directas de que se hayan perdido más de dos meses en actuar, y por lo tanto de que el humedal se encuentre en el lamentable estado actual, por no haber iniciado a principios de junio la limpieza del canal obturado tal y como les pedían los expertos consultados, los grupos ecologistas y la ciudadanía a través de los diferentes actos y manifestaciones convocados a tal fin durante este verano.
Así que, respondiendo a la pregunta del titular de este artículo, los flamencos no estarán de vuelta en Las Salinas el día que La Vuelta tenga su final en las mismas, y probablemente ellos y tantas otras aves habituales en este humedal no volverán a él hasta que el canal de alimentación esté perfectamente reparado y los motores que impulsan el agua del mar vuelvan a llenar las charcas no solo de agua, sino también de pequeños peces, moluscos y de los micro organismos que sirven de alimento a la multitud de aves acuáticas que tenían su hábitat en ellas.
Pero no bastará solo con eso, pues la compañía salinera o en su defecto la Consejería de Medio Ambiente, deberán garantizar que la concentración de sal en las diferentes lagunas no supere el gradiante de 150 gr/l de sal a partir del cual ya no es posible la vida de la mayoría de las aves; y que solo se asegura si la empresa Salims sigue extrayendo sal o si la Administración construye un canal de evacuación que permita que las charcas con una elevada concentración de sal la devuelvan al mar, manteniéndose el resto de lagunas en los niveles óptimos para el desarrollo de la vida en este humedal.
Solo en ese momento los flamencos y el resto de aves volverán a este ecosistema con absoluta tranquilidad, y las personas que amamos y defendemos nuestro patrimonio natural, tendremos la garantía de que no se volverá a repetir un episodio tan triste como el que por desgracia contemplamos el 31 de agosto.
De todas formas, feliz Vuelta Ciclista, y pronta vuelta del agua y de las aves al humedal de Las Salinas de Cabo de Gata.