Aterrorizados y asustados, así describió «France 24» la situación de quienes se encontraban en uno de los centros comerciales de Copenhague, en el que varias personas resultaron muertas durante un tiroteo. Y el canal mencionó,”… según algunos de los que presenciaron el incidente, que el perpetrador podría haber querido atacar a los inmigrantes..”, y según el canal de noticias,”… la policía danesa descartó la hipótesis de terrorismo que había arrestado a un sospechoso danés de 22 años y las investigaciones continúan…”
Así y en este orden es como llegaron las noticias sobre el incidente y, a raíz de esta noticia, les haré varias preguntas: Si el agresor hubiera sido Musulmán, ¿cuál hubiera sido el titular de la noticia?, ¿Se hubiera tratado la noticia en el mismo contexto? Y si el agresor es de extrema derecha, ¿quizás lo que hubiera hecho estaría motivado por la violencia o por el extremismo ideológico y la xenofobia?, ¿estaríamos calificando la operación como una operación terrorista? ¿O esta descripción se limita a los musulmanes?
Vincular el terrorismo con la religión musulmana me llevó a buscar la definición de la palabra, según la definición de la Real Academia Española, “se refiere al terrorismo a aquellos actos violentos que tienen como objetivo crear una atmósfera de miedo”, así fue la definición simplemente sin mencionar nada sobre la religión o la nacionalidad del actor, pero parece que en la realidad las cosas no van así.
Este incidente es uno de una serie de incidentes similares que se escuchan y se leen en los medios de la misma manera. Al principio, cuando ocurre un tiroteo, esperamos hasta que se conozca la identidad del culpable. Si es musulmán, entonces es un incidente terrorista y sino, debemos esperar, porque probablemente que sea enfermo mental o, como mucho, se describiría el incidente como una operación motivada por el odio.
Recuerdo lo sucedido en Nueva Zelanda a partir de la masacre de musulmanes en 2019, en la que una persona perteneciente a la extrema derecha atacó dos mezquitas con un arma automática y murieron decenas de personas, recuerdo que calificar lo que sucedió en ese momento como un acto terrorista no era algo obvio, pero esta descripción debería haber sido confirmada por la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, en el contexto de la simpatía que mostró hacia los musulmanes en su país, por lo que recibió muchos elogios y amor en muchos países islámicos. También recuerdo el asesinato de la farmacéutica Marwa El-Sherbiny en la ciudad alemana de Dresden, donde un ciudadano alemán la apuñaló varias veces dentro del tribunal después de que la calificara de terrorista por llevar un velo!
Parece que el término “terrorismo” tiene un significado metafórico vinculándolo a un grupo étnico y religioso específico para estigmatizar a este grupo y transformar con el tiempo una de sus características. Puede ocurrir en Occidente, por ejemplo, que una persona vea a otra persona con rasgos árabes y le diga que pareces un terrorista, como si el terrorismo se hubiera convertido en una de las características originales de los árabes y musulmanes. Lo mismo sucede cuando se describe a una persona como judía para denotar mezquindad o gitana para denotar su anarquía.
También parece que el uso del término terrorismo para estigmatizar a árabes y musulmanes puede usarse para lograr algunos intereses al crear un enemigo imaginario y aterrador contra el que todos se unen, y se gasta dinero para lograr este objetivo. En una entrevista de Jordi Évole en su programa Salvados al exministro de Defensa español Eduardo Serra, éste le preguntó sobre la necesidad de gastar en comprar armamento pese a que España no participa en ninguna guerra, y respondió mencionando lo que pasó en los atentados de Atocha (Madrid), y la supuesta conquista de «Al Qaeda» a Al Andaluz y que la prioridad de un estado es la Defensa, por encima de Educación y Sanidad.
En una escala política más amplia, el término puede usarse metafóricamente para estigmatizar a los árabes y dejarlos siempre en una posición constante de autodefensa para extorsionar y explotar sus riquezas después de muchos años de colonialismo que no permitió que estos países se beneficiaran de ellas. Y también los pone siempre bajo vigilancia y sujeto a castigo o injerencia en sus asuntos internos. Lo que es más peligroso que eso, que no espero que suceda nunca, es que se generalice el uso del término vinculándolo con los árabes para demonizarlos y deshumanizarlos, lo que entonces justifica matarlos a sangre fría, tal como sucedió antes con los judíos a manos de Hitler.
Hoy en día parece que lo más importante es que el titular de la noticia, como el contenido de ella impacte y venda. La mayoría de las veces son posverdad contextos en los que no importa si los hechos son verdaderos o falsos, ni su veracidad ni el impacto negativo que repercute en la sociedad. Verificar la veracidad de las noticias y la especialización es lo último en lo que se piensa. Actualmente, a los medios los podemos llamar medios de comida basura. Los medios de comunicación han ayudado mucho en este sentido a arraigar ideas estereotipadas, como el concepto de terrorismo y su vinculación con el islam. Lo que indica el alcance del éxito que ha alcanzado este uso metafórico del concepto de terrorismo, que los propios árabes llegaron a utilizar el término entre ellos, ya que también fueron víctimas de este uso metafórico racista.
Y debemos distinguir entre el concepto global de terrorismo y el concepto local específico, que a menudo se asocia con movimientos independistas o los que tienen demandas locales específicas que utilizan la violencia para alcanzarlas, como ETA en España, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán PKK en Turquía, Ejercito Republicano Irlandés Provisional PIRA o incluso Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, y estamos aquí con seguridad hablando del concepto universal general y más común, que ciertamente se ha vinculado con el Islam.
Y al final de este artículo, creo que sería mejor redefinir el término para que sea integral e incluyente, el terrorismo es cuando una persona comete un acto violento contra otra o un grupo de personas con las que no tiene una relación directa con el objetivo de intimidar, sin distinción de sexo, color o creencias del autor de este acto.