A poco más de un mes de su muerte, la memoria de la escritora española Almudena Grandes es agitada por una polémica a propósito de un reconocimiento simbólico, el de Hija Predilecta de Madrid, que el alcalde de la capital española José Luis Martínez-Almeida salió a objetar en una entrevista, generando la rápida réplica del viudo de la autora de «Malena es un nombre de tango» y «Atlas de la geografía humana», el poeta Luis García Montero, quien indicó que «debería tratarnos con más dignidad a los madrileños» y que «si se siente traidor ante sus amigos de extrema derecha, allá él».
La muerte no ahuyenta las polémicas, ni siquiera cuando recae sobre figuras insoslayables como Almudena Grandes, la escritora fallecida el pasado 27 de noviembre a los 61 años y dejó imborrables novelas que narran sin almidón ni oropeles la historia social y política de España durante el siglo XX y XXI. En su entierro, al que acudió para despedirla una multitud de célebres y anónimos portando algunos de sus libros como gesto de homenaje, no hubo presencia oficial de las autoridades Madrid, la ciudad donde nació en 1960 y que operó como escenario recurrente de sus obras.
Pocos días después su viudo, Luis García Montero, aseguró que extrañó la presencia de algún representante del gobierno local en el entierro de la autora. «Hay una falta de conciencia democrática y de saber que una cosa es la institución y otra es el debate político», sostuvo el poeta y director del Instituto Cervantes en relación a la diferencias políticas entre Grandes -de confesa simpatía por la izquierda- y el Partido Popular que gobierna la capital madrileña, alineado en la centroderecha.
El ruido que provocaron por entonces las críticas del marido de las escritora se fue disolviendo. Sin embargo, la polémica se re-encendió el fin de semana cuando José Luis Martínez-Almeida, el alcalde del Ayuntamiento madrileño por el Partido Popular, consideró en una entrevista que la escritora Almudena Grandes no merecía ser declarada como hija predilecta de la ciudad: «El personaje no lo merece. Yo creo que no», afirmó.
«Almudena Grandes no merece ser Hija Predilecta de Madrid pero yo he sacado unos Presupuestos que son buenos para los madrileños. Yo he ponderado: un buen presupuesto para Madrid de 5.600 millones y Almudena Grandes. Ya tengo los Presupuestos», explicó el funcionario al español Ok Diario, dando a entender que aceptó conceder el reconocimiento testimonial para la autora de «Te llamaré viernes» a cambio de que se le aprueben las cuentas municipales para 2022.
En noviembre pasado la alcaldía madrileña había votado en contra de nombrar a Grandes como Hija Predilecta de la ciudad, pero luego el Ayuntamiento aprobó la nominación como parte de la negociación con sectores de izquierda para sacar adelante el presupuesto. La autora también tendrá una calle en la capital, tal y como aprobaron todos los partidos a excepción de Vox.
«Yo he hecho un balance, una ponderación. Pero si puedo bajar los impuestos a 700.000 recibos del IBI o que la Policía pueda incorporar cientos de efectivos a cambio de que Almudena Grandes sea Hija Predilecta, yo creo que los madrileños prefieren que se les bajen los impuestos y que la policía pueda incorporar cientos de efectivos más», se justificó.
En la entrevista se consultó a Martínez-Almeida acerca de algunas declaraciones polémicas de la escritora, como que «fusilaría cada mañana a dos o tres voces» que la «sacaban de quicio», lo que dio pie para que el alcalde tildara de «lamentables» esas palabras, al tiempo que señaló: «Votamos a favor de darle una calle porque al margen de esas cosas lamentables que escribió fue una persona que ha leído mucha gente, con premios literarios y vinculada a Madrid».
Por su parte, apenas divulgadas las declaraciones del funcionario, García Montero se expidió por Twitter: «Leo declaraciones mezquinas del alcalde sobre Almudena Grandes. Debería tratarnos con más dignidad a los madrileños. Si se siente traidor ante sus amigos de extrema derecha, allá él. Gracias a Madrid y al Ayuntamiento por nombrar a Almudena Hija Predilecta», señaló.
Por su parte, en una entrevista concedida al periódico El País, García Montero relató cómo fueron los últimos tiempos con la escritora, cuando la enfermedad avanzaba inexorablemente: «Nosotros fuimos optimistas casi casi hasta el final. Estuvimos mucho tiempo creyendo que lo iba a superar. Después de la operación de Nochevieja y de la quimioterapia, en una revisión en junio volvió a salir la enfermedad. Cuando empezamos a ver que la cosa se estaba convirtiendo en un callejón sin salida fue en agosto. Ella se tomó la enfermedad con la misma disciplina con la que escribía. Había en su actitud frente al cáncer ese espíritu de esperanza y resistencia. Fue en octubre y noviembre cuando empezamos a hablar de un futuro sin ella», recordó.
El poeta, que se asume como un «viudo enamorado», definió ese tiempo de acompañamiento a su esposa como uno de los períodos más felices de su vida: «Cualquier persona que acompaña a un enfermo de estas características sabe los momentos duros que se pasan, pero ahora, en mi memoria, los últimos días cuidando de Almudena han sido los más felices de mi vida», sostuvo.
«Ahí se concretó todo. Nuestros libros, nuestras dedicatorias, nuestra militancia, nuestros hijos, nuestros viajes, todo eso eran maneras de cuidarnos. Y todo eso quedó claro en esos días que son duros mientras se viven, pero después son un recuerdo inolvidable que da sentido a nuestra vida», sintetizó.