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sábado, noviembre 23, 2024

El Ministerio de Cultura y Deporte declara BIC La Farola de Málaga

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El Ministerio de Cultura y Deporte ha incoado la declaración como Bien de Interés Cultural de tres monumentos propiedad del Estado que forman parte del patrimonio cultural industrial y científico-técnico español, entre los que se encuentra el faro conocido como La Farola de Málaga capital. También están el Real Taller de Aserrío de Valsaín (Segovia) y de la Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid.

Así lo ha resuelto la Dirección General de Bellas Artes en función de lo establecido por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, que estipula que el Estado será competente en materia de patrimonio cultural respecto de los bienes adscritos a servicios públicos gestionados por la Administración del Estado.

Esta condición se da en estos tres casos que corresponden, respectivamente, al Organismo Autónomo de Parques Nacionales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al que está adscrito el Real Taller de Aserrío de Valsaín; el Ministerio de Defensa, titular de la torre del aeródromo madrileño; y el ente público Puertos del Estado, dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, al que pertenece el faro malagueño.

Según el informe de la Real Academia de la Historia que justifica su declaración como BIC, La Farola de Málaga, levantada en 1817, posee un carácter emblemático en su función y arquitectura en el marco urbano de Málaga, al menos desde hace 200 años.

Por su parte, el informe de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando destaca el alto valor del monumento dentro de la historia de los faros españoles. Destaca no solo su antigüedad y el haber sido proyectado por el brigadier de la Armada, ingeniero naval y director del Puerto de Málaga, Joaquín María Pery y Guzmán, sino también pertenecer históricamente al corto número de faros de reverbero existentes en España con luz giratoria en 1847.

La construcción del edificio debía estar bien adecuada para el fin de sustentar en alto una linterna giratoria, sobre la punta o morro de Levante, y había de tener 120 pies de altitud. El aparato óptico tenía 21 platillos de reverberos distribuidos en tres caras que giraban en un periodo de un minuto de duración. Los 20 segundos primeros eran de una luz muy viva y los restantes de oscuridad. A partir de esa primera solución técnica, se buscaron otras para actualizar su mecanismo de encendido.

Por lo tanto, vistos los informes y los antecedentes reunidos en el expediente, el Ministerio de Cultura y Deporte ha considerado manifiesto que constituye un bien integrante del patrimonio histórico español, de interés histórico, artístico y técnico, valores culturales suficientes para su declaración como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento. Las nuevas declaraciones ponen de relieve una de las líneas de actuación principales de la Dirección General de Bellas Artes en la actualidad, que es el fomento, protección, preservación y puesta en valor de los llamados «otros patrimonios» como el patrimonio industrial y científico-técnico.

El artículo 1.2 de la citada ley establece como integrantes del concepto de Patrimonio Histórico Español todos aquellos inmuebles y objetos muebles de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico y científico o técnico. También forman parte del mismo el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico o antropológico.

Por lo tanto, mediante la declaración efectiva de inmuebles como estos se materializa el compromiso del ministerio para con la protección, puesta en valor y difusión de todos los tipos de bienes que integran el patrimonio español, incluidos los tradicionalmente más apartados de las políticas culturales como el industrial (Real Taller de Aserrío de Valsaín) o el científico-técnico (Farola de Málaga y Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos).

El Real Taller de Aserrío de Valsaín constituye una excepcional muestra de la arqueología industrial del siglo XIX en España. La singular muestra de arqueología industrial de su época que supone y el buen estado de conservación en el que se encuentra son los factores que han motivado su declaración como BIC. El inmueble que se conserva actualmente se fundó en 1884 en el enclave conocido como la Pradera de Navalhorno, bajo el patrocinio de la Casa Real, pasando posteriormente su titularidad a Patrimonio Nacional. Se encuentra enclavado en el monte Matas de Valsaín, provincia de Segovia, en el término municipal del Real Sitio de San Ildefonso.

Por Acuerdo del Consejo de Ministros de 1983, de conformidad con la Ley de Patrimonio Nacional, la titularidad de todas las instalaciones del aserradero, así como de los Montes de Valsaín en los que se ubican, fue transferida al Icona. En un momento posterior, los bienes y derechos del mencionado organismo se integraron en el actual Organismo Autónomo de Parques Nacionales, adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Entre las singularidades del bien, considerado una muestra de diseño e instalación industrial ejemplar, destaca el hecho de haber sido construido específicamente para la maquinaria que iba a albergar. De esta forma, en una primera fase se excavó el sótano alrededor del cual se edificarían posteriormente el resto de las instalaciones del taller.

El sótano se realizó con el fin de alojar la cimentación de las bancadas sobre las que se asentaba la maquinaria de aserrar en la planta superior, además de dotar del espacio necesario para albergar el eje transversal que transmitiría la fuerza motriz de la máquina a vapor. Finalizada la construcción, el ingenio a vapor dio movimiento a todas las máquinas de aserrío montadas sobre las bancadas.

En cuanto a la antigua Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos es una edificación de principios del siglo XX (1919 y 1920) que adopta la forma de un faro marítimo. La importancia de este bien, para cuya incoación como BIC el Ministerio de Cultura y Deporte ha recabado informes a la Real Academia de la Historia y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, radica en ser la primera torre de señales de España y, probablemente del mundo, siendo anterior a la londinense del aeródromo de Croydon, realizada el 25 de febrero de 1920.

Fue ideada por el ingeniero militar Leopoldo Jiménez como una modesta edificación con la función de servir de guía a los primeros aviadores, ubicándose en el aeródromo militar de la base de Cuatro Vientos del Ejército del Aire del Ministerio de Defensa. Además, se han tenido en consideración sus valores formales e históricos y el papel jugado por el propio aeródromo en el plano político, militar y de las comunicaciones nacionales e internacionales.

La torre, que estuvo en servicio activo entre 1920 y 1982, fue edificada en hormigón armado por Enrique Sierra en su taller del Paseo de Delicias de Madrid, nació en un periodo apasionante de la historia de la aeronáutica española.

Fue testigo de grandes hitos como los primeros vuelos del autogiro de Juan de la Cierva, precursor del helicóptero; de la Patrulla Elcano, que realizó un recorrido aéreo en 1926 entre Madrid y Manila (Filipinas); el vuelo del avión conocido como el ‘Cuatro Vientos’, cuya tripulación en 1933 cruzó por primera vez el Océano Atlántico sin paradas, aterrizando en Cuba. La torre incluso presenció el primer salto paracaidista realizado en España, por el capitán Méndez Parada.

A lo largo del siglo XX, fue escenario de los avances de la aviación española. Desde la torre se comenzó a controlar el tráfico visual en el aeródromo, de acuerdo a las normas reglamentadas, aplicando el código de luces y utilizando la lámpara o pistola de señales, lo cual sería origen del control del tráfico aéreo.

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