OM
Es el mantra más sagrado.
Significa la unidad con lo divino, la combinación de lo espiritual con lo material, la totalidad, el Todo. Es la sílaba sagrada, el primer sonido del Absoluto, el sonido primigenio del que surgen todos los demás, ya sean música o lenguaje divinos.
Según los Upanishads, esta sílaba sagrada es un sonido místico que está en la base de cualquier otro mantra.
Los shivaistas aseveran que con este sonido Shiva crea y destruye el Universo.
OM es también el sonido del atman (alma o Dios).
En los Upanishads se dice que todo lo existente y lo no existente puede ser controlado al pronunciar esta sílaba sagrada OM. Los hinduistas consideran que es eficaz para eliminar los errores de cualquier tipo (como en la actual metafísica cristiana de Conny Méndez con la Llama Violeta).
Meditar en el OM satisface todas las necesidades y lleva a la liberación. Casi todos los rezos y lecturas sagradas son precedidos por el OM. Los mantras en su integridad están contenidos en OM. Y todos ellos comienzan por OM.
El sonido, la vibración original, es el principio. («En el principio fue el verbo. Y el verbo se hizo carne». O sea, explicando el dictado bíblico: primero fue la palabra, la vibración, el sonido y luego se hizo la materia). El universo proviene de OM, se basa en OM y se disolverá en OM.
A veces lo encontramos escrito AUM. AU se transforma en O en la pronunciación perfecta. AUM está formado por tres sonidos, y estos tres abarcan el resto.
Todas las vibraciones de los universos provienen de estos sonidos, al igual que todos los pensamientos e idiomas provienen de esta palabra.
Los tres sonidos simbolizan los tres períodos de tiempo (pasado, presente y futuro) y los tres estados de conciencia. «A» es el estado despierto. «U» es el estado de sueño y «M» es el estado de sueño profundo.
Las letras del alfabeto sánscrito provienen de OM.
En India es tradición la entrega del mantra por parte del maestro al discípulo. Como el OM es el mantra universal, si no tenemos maestro podemos usar el OM como nuestro mantra.
La práctica de la meditación en OM posee una enorme influencia sobre la mente y el cuerpo. Si colocamos las manos sobre las orejas cuando se emita el OM, experimentaremos su vibración a un nivel físico básico.
Bien pronunciado, el sonido de la «A» proviene del ombligo, con una vibración profunda y armoniosa, y poco a poco se va extendiendo y expresándose en la parte superior de los orificios nasales.
Al pronunciar la «U», el sonido sube de la laringe y donde nace la lengua y se expande por todo el paladar.
La «M» es el último sonido y se genera cerrando los labios.
«OM» transmite un cierto efecto sobre el sistema nervioso y beneficios en nuestra mente. Su pronunciación repetida serena nuestra mente y nos ayuda a concentrarnos en lo que deseemos.
Pronunciado «AUM», con devoción y concentración, despierta y transforma cada átomo del cuerpo físico, crea nuevas vibraciones y activa poderes mentales y físicos hasta entonces ocultos. Y fortalece el cuerpo físico.
Cuando se sienta triste, recite el OM cincuenta veces y se animará. Como dice Swami Sivananda: «Viva en OM. Medite en OM. Inspire y espire en OM. Descanse en OM. Refúgiese en OM».
«La representación del Señor supremo es la palabra glorificada [OM]. La continua repetición de este nombre en voz baja debe practicarse meditando en profundidad sobre su significado. De esto surge el conocimiento de lo interno [del Yo] y la desaparición de los obstáculos [o distracciones que impiden llegar al Samâdhi]». (Aforismos, de Patañjali, I, 27-29).
(Texto de las páginas 85, 86 y 87 del libro MEDITACIÓN. ¿Por qué, cómo y para qué?, de Rafael García Estévez, Editorial Letrame, noviembre 2017. ISBN: 9788417285371). https://n9.cl/tyj0v