Una empresaria, una ex jueza del Tribunal Supremo y una antigua agente de policía son tres de las 16 mujeres afganas protagonistas de la nueva campaña de Amnistía Internacional, con la que esta organización pide a la comunidad internacional que no se olvide de los derechos de las niñas y mujeres de este país.
En el marco de la campaña internacional ‘16 Días de Activismo contra la Violencia de Género’ -que se celebra anualmente en homenaje a las mujeres de todas las regiones del mundo que luchan contra la discriminación y alzan la voz por sus derechos-, 16 pioneras afganas relatan sus historias de superación y piden apoyo ante “la constante represión de los talibanes”.
Han sido profesoras, abogadas , periodistas y trabajadoras de muy distintos sectores, y hablan de su trayectoria profesional, sus sentimientos sobre la vuelta de los talibanes, sus esperanzas y temores frente al futuro y sus recomendaciones a la comunidad internacional sobre la forma de apoyarlas.
Para Samira Hamidi, responsable de campañas en Asia meridional de Amnistía Internacional, “sus historias constituyen un poderoso y oportuno recordatorio sobre las conquistas de las mujeres afganas a lo largo de los últimos 20 años, pese a la existencia de obstáculos que parecían insuperables”.
“Al mismo tiempo, ofrecen una descarnada panorámica sobre la transformación de la vida de las mujeres y las niñas desde el regreso de los talibanes”. “Resulta incomprensible que, justo cuando el país sufre una crisis económica y humanitaria, se elimine de la vida pública a mujeres como éstas y miles más”, argumentó. Por eso, instó a los talibanes a “respetar, proteger y realizar los derechos de las mujeres y las niñas”.
Asimismo, “pedimos a la comunidad internacional que trabaje directamente con mujeres afganas para entender su realidad, escuchar sus recomendaciones prácticas y trabajar con ellas en defensa de sus derechos”, reclamó.
Represión
Desde la toma de Kabul el pasado 15 de agosto, los talibanes han sometido a las mujeres y las niñas a fuertes restricciones, pues aparte de aquéllas que trabajan en salud y de algunos casos aislados más, el resto tienen prohibido volver a sus empleos y viajar en público sin estar acompañadas de un mahram (tutor varón).
Desde el 20 de septiembre, no se permite ir a la escuela a las niñas de más de 12 años (de sexto curso en adelante), agregó Amnistía. Además, prosiguió, “la rígida segregación de género en las universidades restringe drásticamente la presencia de mujeres en la enseñanza superior”. La prohibición de trabajar a las mujeres ha agravado los problemas económicos de muchas familias, que antes recibían sueldos profesionales constantes”, y agregó que su desaparición de los puestos de gobierno “ha socavado enormemente la capacidad ejecutiva de la administración”.
Según Amnistía, “las mujeres se ven cada vez más amenazadas por la violencia de género y por la rigurosa restricción de sus derechos a la libertad de reunión y de expresión, que afecta incluso a la elección de su ropa”.
Indicó que aunque aún quedaba mucho por hacer, los derechos de las mujeres habían mejorado considerablemente desde la caída del primer régimen talibán en 2001. Ya eran 3,3 millones las niñas que recibían educación, subraya la campaña, y las mujeres participaban activamente en la vida política, económica y social del país.
A pesar del conflicto en curso, las mujeres afganas se habían convertido en abogadas, médicas, juezas, profesoras, ingenieras, atletas, activistas, políticas, periodistas, burócratas, empresarias, agentes de policía y militares.