Austria entró oficialmente con el primer minuto de este lunes en una nueva etapa de confinamiento, una medida radical que desató protestas el fin de semana, al igual que en países como Bélgica y Holanda, o en Guadalupe, en el departamento francés de las Antillas.
Comercios, restaurantes, mercados navideños, salas de concierto y peluquerías cerraron este lunes en Viena sus puertas, pero las escuelas siguen abiertas y las calles de la capital estaban más bien animadas en la mañana es de este lunes, reportó la agencia AFP.
«La situación es un poco confusa», afirmó una habitante de Viena, Kathrin Pauser, tras haber dejado en el colegio a sus hijas de 11 y 9 años, recientemente vacunadas. Desde la llegada de vacunas contra el coronavirus y las vacunaciones masivas, ningún país de la Unión Europea había impuesto un nuevo confinamiento.
Como en etapas de cierres anteriores, los 8,9 millones de austríacos, en teoría, tienen prohibido salir de su casa salvo para hacer compras, practicar deporte o recibir atención médica. También se permite ir a la oficina y llevar niños a la escuela, pero las autoridades llamaron a la población a permanecer en casa y optar, en la medida de lo posible, por el teletrabajo.
El impacto de esta decisión de confinamiento es alto, sobre todo porque hace tres semanas el excanciller conservador Sebastián Kurz había dado por «terminada» la pandemia, al menos para los vacunados. Su sucesor desde octubre, Alexander Schallenberg «mantuvo demasiado tiempo la ficción» de que todo iba bien, comenta a AFP el politólogo Thomas Hofer.
Ante el aumento de casos, que llegó a niveles inéditos desde el inicio de la pandemia, el gobierno se centró en los no vacunados, cuando solamente 66% de los austríacos han recibido las dos dosis, contra 75% en Francia por ejemplo.
Solo posteriormente optó por medidas radicales, como este confinamiento previsto hasta el 13 de diciembre, y la obligatoriedad de la vacunación para la población adulta desde el 1 de febrero de 2022, algo que muy pocos países han instaurado hasta ahora.
La reacción no se hizo esperar: la tarde del sábado, unas 40.000 personas marcharon por las calles de Viena al grito de «dictadura», convocados por el partido de extrema derecha FPO. Al día siguiente, en la ciudad norteña de Linz se produjo también una movilización de miles de manifestantes.
En otras partes de Europa, que vuelve a ser el epicentro de la epidemia de Covid-19, también sube el número de contaminaciones, vuelven las restricciones, y, con ellas, las frustraciones y la rabia.