Esta es la conclusión principal de un estudio realizado por tres investigadores de instituciones de Austria (Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados) y Estados Unidos (universidades de California y Estatal de Michigan), y publicado este viernes en la revista ‘BMJ Global Health’.
Según los autores, los países importadores y exportadores de carne roja y procesada deben integrar las políticas de salud con las agrícolas y comerciales para evitar más costes personales y sociales. Entre la urbanización continua y el crecimiento de los ingresos, el comercio mundial de carne roja y procesada ha aumentado exponencialmente para satisfacer la demanda. Esta tendencia tiene implicaciones para el medio ambiente por su impacto en el uso de la tierra y la pérdida de biodiversidad.
El alto consumo de carne roja y procesada está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, particularmente cáncer de intestino, diabetes y enfermedades cardíacas de las arterias coronarias, según los autores.
154 países
Los investigadores querían averiguar qué impacto podría tener el comercio de carne roja y procesada en las tendencias de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta y qué países podrían ser particularmente vulnerables.
Se basaron en datos de 154 países sobre producción y comercio de carne de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) entre 1993 y 2018, y se centraron en 14 productos de carne roja derivados de carne de vacuno, cerdo, cordero y cabra, y seis productos procesados principalmente de carne de vacuno y cerdo, conservados por ahumado, salazón, curado o con elementos químicos.
Luego calcularon las proporciones de muertes y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD, por sus siglas en inglés) atribuibles a la dieta debido al cáncer de intestino, la diabetes tipo 2 y la enfermedad de las arterias coronarias entre las personas de 25 años o más en cada país.
El comercio mundial de carne roja pasó de 10 toneladas entre 1993 y 1995 a casi 25 toneladas en el trienio entre 2016 y 2018, lo que supone un incremento del 148% en esos dos periodos. Mientras el número de países exportadores netos se redujo de 33 entre 1993 y 1995 a 26 entre 2016 y 2018, los importadores netos crecieron de 121 a 128, respectivamente.
Los países ricos de Europa representaron la mitad de las exportaciones totales de carne roja y procesada en los trienios 1993-1995 y 2016-2018, pero las naciones en desarrollo de América del Sur, como Brasil, Argentina y Paraguay, aglutinaron un 5% en ese primer periodo y casi un 10% en el segundo. Las naciones en desarrollo también aumentaron sus importaciones de carne en un 342,5%, al pasar de dos toneladas entre 1993 y 1005 a casi nueve toneladas entre 2016 y 2018. Los países desarrollaron las duplicaron, de 8 a 16.
Muertes
Las tasas de mortalidad atribuible relacionadas con la dieta y los AVAD asociados con el comercio mundial de carne aumentaron en tres cuartas partes de los 154 países entre los trienios 1993-1995 y 2016-2018.
En todo el mundo, los investigadores calcularon que los aumentos en el consumo de carne roja y procesada, alineados con las subidas en el comercio, representaron 10.898 muertes atribuibles entre 2016 y 2018, un incremento de casi el 75% respecto a las cifras de 1993 a 1995. El comercio mundial de carne contribuyó a aumentos del 55% y el 71%, respectivamente, en muertes atribuibles y AVAD en los países desarrollados entre 1993-1995 y 2016-2018.