Con subastas millonarias, donaciones para evadir cargas fiscales, o nuevos descubrimientos -como un dibujo perdido hace casi 100 años-, se cumplen este lunes los 140 años del nacimiento de Pablo Ruiz Picasso, acaso el mejor artista del siglo XX, autor de la emblemática «Guernica» y cuya obra sigue cosechando el interés, la admiración y también la polémica de espectadores de todo el mundo.
Con al menos seis museos dedicados a su obra en España y otro en Francia, la picassomanía recuperó su entusiasmo el último sábado cuando la casa Sotheby’s subastó por más de 40 millones de dólares la obra «Femme au béret rouge-orange» («Mujer con gorro rojo-naranja») uno de los últimos retratos que hizo el artista de Marie-Thérèse Walter, modelo y madre de su hija Maya, que inspiró muchos de sus trabajos más icónicos de la década de 1930, especialmente los de tono más eróticos.
Pero las cifras millonarias atribuidas al artista nacido un 25 de octubre de 1881 en Málaga (España) y fallecido en Mougins (Francia) en 1973 a sus 91 años, no fueron una excepcionalidad pandémica o fruto del azar: el lote de esa obra incluía otras 10 que pertenecían a la colección de la empresa MGM Resort y en total se recaudaron 108,87 millones de dólares, lo que recuerda que Picasso sigue figurando entre los artistas más cotizados del mundo entero.
Como su vida que cabalgó entre España y Francia, país que adoptó en el exilio del franquismo, la mayor cantidad de obras del artista circulan en estas regiones aunque lo cierto es que hay piezas por todos lados porque el propio artista donaba mucha obra (con este impulso se creó el Museo Picasso de Barcelona, a deseo del pintor). Aunque su capacidad de producción parece ser infinita, se calcula que las piezas producidas por Picasso llegan a 45.000 obras entre cerámicas, óleos, grabados, esculturas y dibujos. La escala de producción es tan impactante que cuando llegaron a un número tentativo para concluir el inventario, Claude, uno de los hijos, así lo ilustró: «Tendríamos que alquilar el Empire State Building para albergarlas todas». En nuestro país, por ejemplo, el Museo Nacional de Bellas Artes tiene en su poder algunas obras, como «Mujer acostada», un óleo de estilo cubista que actualmente está en exhibición.
Lo cierto es que no todas las obras suponen las mismas disputas para las instituciones y sabido es el reclamo que hace años llevan adelante algunos movimientos exigiendo que el «Guernica», que es propiedad del Estado español desde 1937, se instale en la localidad vasca que inspiró a Picasso y no en el Reina Sofía de Madrid.
También es cierto que durante el largo proceso de sucesión tras su muerte, el país galo se quedó con varias obras como pago de impuestos, ya que fue un legado complejo de organizar, agravado por la falta de testamento. Este año algo similar volvió a ocurrir cuando el museo que lleva su nombre en el Palacio Sale y que atesora mas más de cinco mil piezas, percibió la donación de nueve piezas cedidas por su hija Maya para poder hacer frente a las altísimas cargas fiscales.
Pero el universo de Picasso no termina sólo en glamorosas cifras económicas o tironeos sobre las colecciones y sus propiedades. Las noticias traen curiosidades, como hace pocos días cuando el Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York pudo localizar un dibujo del pintor que había estado desaparecido por casi 100 años, donde trazó el perfil de un joven en el reverso de una postal. La anécdota del extravío o del olvido están impregnadas en la marca del artista: cuando en 2012 se supo que la obra «Mujer sentada con sombrero rojo» había permanecido olvidada durante casi medio siglo en el depósito de un museo de los Estados Unidos.