Una eventual erupción de formación de caldera similar a la que sucedió hace unos 180.000 años desencadenaría efectos sobre a isla de Tenerife como un tsunami con impactos costeros y un deslizamiento de tierra en el valle de Icod.
Ésta es la conclusión principal de un nuevo estudio de Geociencias Barcelona del CSIC (GEO3BCN-CSIC), que evalúa el impacto que tendría en la actualidad un episodio de múltiples eventos extremos en Tenerife.
El trabajo, publicado en la revista ‘Journal of Geophysical Research: Solid Earth’ y liderado por la investigadora predoctoral de GEO3BCN-CSIC, Marta López Saavedra, reconstruye el último gran suceso geológico en cascada que tuvo lugar en la isla canaria para analizar qué consecuencias tendría si se produjera hoy.
Los eventos geológicos extremos son fenómenos naturales (erupciones volcánicas, terremotos, deslizamientos de tierra o tsunamis) de baja probabilidad y de alto impacto que representan un riesgo para la sociedad actual por su dificultad a la hora de predecirlos. Estos episodios, que pueden producir efectos en cadena y llegar a tener un impacto significativo local y globalmente, son potencialmente probables en islas volcánicas, como el archipiélago canario.
El estudio tiene como objetivo predecir el alcance potencial de una sucesión de eventos extremos en cascada que ocurriría durante una erupción de formación de caldera similar a la que sucedió hace 180.00 años en la erupción de El Abrigo.
Joan Martí, investigador de GEO3BCN-CSIC; Jose Luis Rubio, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Karim Kelfoun, del Laboratorio de Magmas y Volcanes de la Universidad de Clermont Auvergne (Francia), colaboraron en la elaboración del estudio.
EFECTOS “CATASTRÓFICOS”
De acuerdo con los resultados del trabajo, los escenarios obtenidos muestran que los principales centros urbanos y las posibles rutas de evacuación de Tenerife se verían afectados, ya que podrían quedar cubiertos por los depósitos de los flujos piroclásticos y probablemente por la caída de ceniza.
Además, la sismicidad concentrada en la parte central de la isla durante un evento de colapso de la parte central del edificio volcánico, como el ocurrido hace 180.000 años, produciría efectos “catastróficos” en varias partes de la isla y desencadenaría un “devastador” deslizamiento de tierra en el valle de Icod. Este deslizamiento, a su vez, produciría un tsunami que probablemente tendría un impacto severo no sólo en las costas del norte y del oeste de Tenerife sino también en otras costas del archipiélago canario.
“En la actualidad, el sistema volcánico de Tenerife no se encuentra en una situación similar a la de la última erupción de caldera. De hecho, alcanzar las condiciones para una erupción como la de El Abrigo puede llevar de miles a cientos de miles de años”, subraya Marta López Saavedra, autora principal del artículo, quien añade: “En la etapa actual, los volcanes Teide y Pico Viejo parecen todavía demasiado jóvenes para alcanzar estas condiciones”.
López Saavedra insiste en que “las probabilidades de que ocurra en la actualidad una erupción como la de El Abrigo son muy bajas”, aunque aclara que “el riesgo cero no existe y desgraciadamente aún no se puede predecir erupciones”.