Según informó el Ministerio del Interior en un comunicado, en la operación participaron agentes de la Comisaría General de Información y la Brigada Provincial de Información de Zaragoza, con la colaboración de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y de la Direction Générale de la Surveillance du Territoire (DGST) marroquí, bajo la coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número Dos.
La investigación comenzó hace unos meses, cuando los agentes tuvieron conocimiento, a través de Instituciones Penitenciarias, de la presencia de un recluso, condenado por delitos comunes, muy radicalizado que se encontraba realizando labores de captación y reclutamiento yihadista dentro del centro penitenciario donde se encontraba, como había hecho antes en otras prisiones por las que pasó.
El trabajo de los funcionarios de prisiones en el ámbito de la prevención, detección y control de los procesos de radicalización de naturaleza yihadista fue determinante para la detección de la actividad del recluso.
Los agentes constataron cómo este individuo dedicaba gran parte de su tiempo en prisión a captar y radicalizar a otros presos. Además, mantenía un control férreo de sus adeptos evitando que entraran en contacto con otros reclusos ajenos a su fundamentalismo ideológico radical.
La investigación determinó que este individuo incitaba a sus seguidores para que agredieran a otros presos considerados “enemigos” e incluso concretó amenazas directas contra autoridades judiciales españolas condicionadas a su cercana salida de prisión.